En 30 años de carrera, DeVille mezcló en sus canciones chulería barriobajera y sensibilidad baladística
08 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.«Willy DeVille se ha reunido esta noche con Edith Piaf, Jack Nietzsche y Johnny Thunders». Así anunció ayer la promotora de conciertos francesa Caramba Spectacles el fallecimiento el jueves de Willy DeVille en Nueva York, a la edad de 58 años. El músico sufría cáncer de páncreas, detectado cuando iba a tratarse una hepatitis C. A principios de año había anulado todos sus compromisos artísticos, y hace dos meses su esposa anunció en la página web de su club de fans la enfermedad del cantante, y comunicaba a sus seguidores que lo único que podían hacer para ayudar era enviarle cartas de ánimo, lo que hacía prever el fatal desenlace.
Willy DeVille nació en Nueva York en 1953, y sus inicios musicales se encuadran en la escena punk neoyorquina alrededor del legendario club CBGB. Pero, al contrario que los Ramones, New York Dolls y Dead Boys, sus coordenadas estilísticas se alejaban de la ortodoxia roquera y se acercaban más a la fusión de blues , soul y ritmos latinos. Con su primera y más conocida banda, Mink DeVille, firmó una trilogía de discos con estas coordenadas que cosecharon buenas críticas pero nulo reconocimiento comercial. En el tercero de ellos, Le Chat Bleu (1980), grabado en París, DeVille dio rienda suelta a su pasión por la música francesa en general y Edith Piaf en particular, y consiguió una obra maestra que fue reconocida como uno de los discos del año por la revista Rolling Stone . De esta etapa data su buena relación con el público europeo, mucho más receptivo a su propuesta que el norteamericano.
Carrera en solitario
Tras tres trabajos más con la banda, DeVille empezó a editar sus discos bajo su nombre en 1987. Aquí inicia su etapa de éxito comercial, en la que llega incluso a ser nominado al Oscar a la Mejor Canción por su trabajo con Mark Knopfler en La princesa prometida . A principios de los noventa publicó el disco en directo que lo catapultaría al éxito masivo y las superventas. Sus sencillos Demasiado corazón y Hey, Joe fueron número uno en medio mundo, España incluida, y se hizo muy popular. Pero sus discos de esta década, pese al buen nivel de ventas, no convencieron a los críticos que lo habían apoyado al principio de su carrera.
A inicios de la actual década DeVille dio un nuevo giro. Tras muchos años viviendo en Nueva Orleans, profundizó en el crisol musical de esta ciudad y editó una serie de trabajos centrados en la música de raíces como Crown Jane Alley (2006) y Pistola (2008), con los que recuperó el respeto de la crítica y colaboró con artistas como Los Lobos y Dr. John.