Mari Jungstedt publica «Nadie lo ha oído», de la que ha vendido millón y medio de ejemplares en Suecia

Joan Faus

CULTURA

09 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La sueca Mari Jungstedt se ha sumado a la lista de escritores que aúnan crimen y crítica social en las novelas policíacas escandinavas, un éxito que ella misma atribuye a que tratan «problemas universales» con los que todo tipo de lector se identifica fácilmente. Jungstedt publica ahora en España Nadie lo ha oído (Maeva y Columna), la segunda de sus siete novelas policiacas -con las que ha vendido más de un millón y medio de ejemplares en Suecia-, protagonizadas por el comisario Anders Knutas y el periodista Johan Berg, y ambientadas, todas ellas, en la isla turística de Gotland. La autora quiere mostrar que la sociedad sueca «no es ideal», ya que no resuelve sus «numerosos problemas» y está «sobrevalorada» en el extranjero, asegura Mari Jungstedt. «Hay una tradición muy fuerte de novela negra en Suecia», apunta Jungstedt, que confiesa que más que de Stieg Larsson, «que es un fenómeno muy reciente», ha aprendido de Maj Sjövall y de Per Wahlöo, que en los años sesenta iniciaron la corriente de la novela negra escandinava. Después de diez años de carrera periodística en la televisión sueca, decidió empezar a escribir y hoy aún sigue «sorprendida» del éxito que han cosechado sus novelas, en las que trata de explorar los entresijos de las relaciones humanas. En Nadie lo ha oído, Jungstedt habla sin tapujos de alcoholismo, violencia, racismo y, sobre todo, de amistad. «Me fascinan las vidas dobles», confiesa. En este segundo libro, la isla Gotland se ve sacudida por el crimen de Henri, un fotógrafo alcohólico que acababa de ganar una importante suma de dinero en una apuesta hípica. Las pesquisas policiales apuntan a una solución rápida del crimen, pero la investigación da una vuelta de tuerca con la desaparición de Fanny, una niña solitaria de catorce años. Igual que en su primera novela, la autora denuncia la «fragilidad, soledad y culpabilidad» que sufren los niños, a través de la mirada de Fanny, que vive en el seno de una familia fragmentada y padece abusos sexuales.