El actor vigués podría conseguir este domingo el Goya a la mejor interpretación masculina, por su papel de Malamadre en «Celda 211».
12 feb 2010 . Actualizado a las 19:16 h.Un preso malencarado, un gay obeso y contradictorio, un funcionario argentino retirado y un poeta español de la posguerra se batirán en duelo el próximo domingo. O lo que es lo mismo: Luis Tosar, Antonio de la Torre, Ricardo Darín y Jordi Mollá se enfrentan para conseguir el Goya a la mejor interpretación masculina en la XXIV edición de los premios de Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.
Tras el rostro de Malamadre, el más peligroso de los reclusos de la cárcel recreada por el director Daniel Monzón, se esconde Luis Tosar, posiblemente el favorito para alzarse con el galardón por su papel el Celda 211, una de las cintas españolas de mayor éxito de los últimos tiempos, tanto en la cartelera como entre la crítica.
El actor de 38 años nacido en Vigo, podría conseguir el 14 de febrero su tercer Goya en menos de una década. El primero, en la categoría de mejor actor de reparto, le llegó en 2003 por su participación en «Los lunes al sol». Bajo la dirección de Fernando León, Tosar encarnaba a un desempleado de los astilleros de su tierra natal que, sin nada que hacer, pasaba los lunes al sol junto a Javier Bardem.
Un año después volvió a subir al escenario para recoger otra estatuilla, en esa ocasión como mejor intérprete masculino, el mismo apartado en el que ahora compite. Su papel de esposo maltratador y violento en Te doy mis ojos, de Icíar Bollaín, convenció al jurado de la Academia y también al del Festival de Cine de San Sebastián, que en su 51 edición le otorgó la Concha de Plata al mejor actor. La directora española fue una de las primeras en creer en él cuando en 1999 le escogió para protagonizar Flores de otro mundo, el mismo año en que participó en Celos, de Vicente Aranda.
Atrás quedaban las series de televisión y se abrían las puertas de la gran pantalla, donde ha trabajado con cineastas como Agustín Díaz Yanes (Sin noticias de Dios, 2001), Michael Mann (Corrupción en Miami, 2006) o con el actual director de la Academia de Cine española, Alex de la Iglesia. Con él se embarcó en La comunidad (2000), película en la que al igual que en Flores de otro mundo- trabajó junto a uno de los actores con quien se batirá este domingo, Antonio de la Torre.
Con el malagueño volvió a coincidir en la última edición de la Mostra de Venecia, donde Celda 211 fue presentada en el ciclo Jornadas de los Autores. En esta sección paralela se proyectó también Gordos, el segundo largometraje del realizador español Daniel Sánchez Arévalo en el que de la Torre da vida a un homosexual egoísta y entrado en kilos que acude a terapia de grupo para intentar recuperar su figura y su trabajo. Aceptar este papel que ahora podría reportarle un Goya supuso para el intérprete engordar y volver a perder más de 30 kilos para cumplir así las exigencias del guión.
De la Torre, periodista y actor curtido en series televisivas, cuenta con más de 30 películas a sus espaldas y con un Goya en su estantería, el que consiguió en 2007 como mejor actor de reparto en AzulOscuroCasiNegro, la ópera prima de Sánchez Arévalo, que ha contado con él en casi todas sus producciones. Ese año su alegría fue doble, ya que el galardón a la mejor película fue a parar a Volver, de Pedro Almodóvar, en la que interpretaba al marido de Penélope Cruz, también candidata este año a un Goya.
Quien todavía no ha conseguido alzarse con el máximo galardón del cine español a pesar de haber estado nominado en cuatro ocasiones- es Jordi Mollá. Este catalán polifacético pinta y escribe además de actuar- saltó a la fama en 1992 de la mano de Juan José Bigas Luna en Jamón, jamón, junto a unos también jovencísimos Javier Bardem y Penélope Cruz.
Desde entonces ha trabajado con directores españoles como Montxo Armendáriz (Historias del Kronen, 1994), Pedro Almodóvar (La flor de mi secreto, 1995) o Fernando Colomo (Los años bárbaros) y se ha metido en la piel de personajes históricos como el Felipe II de Elisabeth: La edad de oro, de Shekhar Kapur, el capitán Mario Vargas en Che: Parte 2, de Steven Soderbergh o el sacerdote conspirador Mateo Vázquez en La conjura de El Escorial, de Antonio del Real.
Su quinta candidatura a los Goya le ha llegado precisamente por la recreación de un personaje real, el poeta Jaime Gil de Biedma, en la recién estrenada El cónsul de Sodoma, de Sigfrid Monleón. En ella da vida a uno de los escritores más influyentes de la posguerra española, miembro de una familia burguesa donde no encajaban ni su homosexualidad ni sus ideas políticas.
Por último, opta también a conseguir su primer Goya el actor argentino más conocido a nivel internacional en la actualidad, Ricardo Darín. El intérprete, al que en 2006 el gobierno español concedió la nacionalidad española por carta de naturaleza, se dio a conocer en su país natal en los años 70 gracias a su papel de galán en varias telenovelas.
El salto a la fama en Argentina llegó años más tarde junto a un grupo de jóvenes actores a quienes denominaron los »galancitos« y que llevaron al escenario éxitos televisivos. Desde entonces, el teatro, con montajes como Arte o Taxi ha sido una de sus grandes pasiones que no ha abandonado a pesar de su carrera cinematográfica.
En la gran pantalla comenzó a hacerse un hueco con películas como Perdido por perdido, de Alberto Lecchi o El faro, de Eduardo Mignogna, aunque el éxito le llega con su papel de Marcos en Nueve reinas, de Fabián Bielinsky. Fuera de Argentina su nombre se hace habitual a partir de 2001 gracias a El hijo de la novia, de Juan José Campanella, con quien ya había trabajado anteriormente en El mismo amor, la misma lluvia.
De la mano del director argentino, Darín ha conseguido este año su nominación al Goya al mejor actor protagonista por El secreto de sus ojos». En esta cinta, nominada también a los Oscar como mejor película extranjera, interpreta a un funcionario de juzgados de Buenos Aires que al intentar escribir una novela sobre un caso del pasado remueve también el presente y sus propios fantasmas.
Darín podría además hacer doblete en esta edición de los Goyas ya que también opta a la estatuilla al mejor actor de reparto por su papel en «El baile de la victoria», del director español Fernando Trueba. En esa categoría competirá con Carlos Bardem y Antonio Resines, ambos por Celda 211 y con otro de los intérpretes de Gordos, Raúl Arévalo.