La National Gallery nos descubre a Kobke, un maestro de la luz danés

EFE

CULTURA

La exposición que podrá visitarse del 17 de marzo al 13 de junio.

15 mar 2010 . Actualizado a las 11:37 h.

Le han definido como «maestro danés de la luz»: Christian Kobke (1810-1848) es un pintor poco conocido fuera de su país a quien la National Gallery londinense dedica una exposición que podrá visitarse del 17 de marzo al 13 de junio.

Fue contemporáneo de grandes personajes daneses como el cuentista Hans Christian Andersen, el filósofo de la angustia y del existencialismo de raíz religiosa Soren Kierkegaard o el escultor Bertel Thorvaldsen.

La gran floración de talentos que se dio en ese país escandinavo durante la primera mitad del siglo XIX ha valido a la época el título de «edad de oro danesa», una época de idilio burgués que siguió a las guerras napoleónicas y que coincide con lo que en Austria y Alemania se conoce como la época Biedermeier.

Pese a la pérdida de Noruega, que pertenecía al reino danés y que pasó entonces a Suecia, Dinamarca logró recuperarse del desmoronamiento económico que produjo aquel conflicto paneuropeo con sorprendente rapidez y con un empeño creativo que se tradujo en una producción artística de imágenes precisas de una sociedad pacífica y ordenada.

Kobke precedió en el tiempo a otro pintor danés bastante más conocido fuera de su país, Vilhelm Hammershoi (1864-1916), a quien otra institución cultural británica, la Royal Academy of Arts, dedicó en 2008 una gran exposición bajo el título de «La Poesía del Silencio».

La exposición dedicada a Kobke, la primera monográfica fuera de su país natal, reúne cerca de medio centenar de pinturas de distintos géneros como el paisaje, los retratos y representaciones indirectas de monumentos nacionales de su país.

Kobke estudió en la Real Academia Danesa de Bellas Artes, prestigiosa institución en la que por la misma época estudiaron otros famosos artistas como los alemanes Caspard David Friedrich y, muy brevemente, Philip Otto Runge o el noruego Johann Christian Dahl.

Allí tuvo como profesor al también pintor C.W. Eckerberg, que animó a sus discípulos a buscar la verdad en la representación de escenas sencillas del entorno inmediato como granjas, iglesias o árboles, consejo que aquél siguió al pie de la letra.

Durante sus estudios académicos pintó distintos aspectos de la ciudadela de Copenhague, donde vivió el artista con su familia entre 1819 y 1833, una especie de fortaleza militar fuera de las murallas de la ciudad rodeada de un foso y con su iglesia, su molino, su forja y su panadería.

Entre esas escenas cabe mencionar las de su ciudad natal como «El puente levadizo del norte a la ciudadela de Copenhague», adquirido por la propia National Gallery, y sobre todo la realmente insólita del tejado del castillo de Frederiksborg, con un cielo que ocupa casi dos tercios del lienzo.

También dejó una galería íntima de sus familiares y amigos, entre ellos muchos artistas, a los que pintó con gran sensibilidad y frescura, a la vez que con penetración psicológica y atención al mínimo detalle.

Kobke nunca se alejó demasiado de su país natal. Estuvo fuera de Dinamarca únicamente entre 1838 y 1840, cuando, tras recibir una beca de la Academia y en compañía del también pintor Georg Hilker, viajó vía Dresde y Múnich a Italia para estudiar las obras del Renacimiento, parte obligada de la enseñanza de un artista en aquellos tiempos.

Allí estuvo primero en Roma, donde conoció a muchos otros artistas daneses que habían hecho el mismo camino, para viajar en el verano siguiente a Nápoles, Sorrento, Pompeya y Capri, donde pintó al aire libre escenas como la del Castel del'Ovo, en Nápoles, o las ruinas de Pompeya, así como algunas marinas donde demuestra su dominio de la luz y el color y parece prefigurar el impresionismo.

Regresó a Dinamarca en 1840 con los apuntes que había realizado durante su viaje por Italia, entre ellos los de las antiguas ruinas de Pompeya, pero no encontró demasiado éxito.

En cierto momento pensó incluso en dedicarse, como el amigo Hilker, que le había acompañado a Italia, a la pintura decorativa tras haber participado en la decoración del techo del museo dedicado al escultor Thorvaldsen.

Kobke murió víctima de una neumonía en febrero de 1848, año de revoluciones en el continente europeo, y a finales de ese año, en una subasta de sus pinturas y estudios al óleo, algunos de sus colegas compraron buena parte de su obra.