Hay «muchos grados posibles» de hombres y mujeres, por eso la Lisístrata que estrena Mérida esta semana está interpretada por transexuales y varones lesbianas como su protagonista, Paco León, volcado con pasión en los ensayos porque, dice, «hay que trabajar muy duro para que el público se ría».
El director del Festival de Teatro Clásico de Mérida, Paco Suárez, encargó la producción del certamen de este año a Jèrôme Savary con la idea de que hiciera una Lisístrata protagonizada solo por hombres, tal y como se representaba hace 2.000 años, cuando la escribió Aristófanes.
Pero el franco-argentino ha querido dar una vuelta de tuerca a esa idea y ha incorporado al elenco a actores transexuales, como Carla Antonelli, porque considera que ha llegado el momento de «hablar» de «ese asunto» que provoca «tanto desprecio». «La propuesta de Jèrôme es de una gran confusión y nos reímos muchísimo en los ensayos: hay tantos grados de hombres y mujeres en esta obra...», avanza León.
Esta versión, firmada por Joaquín Oristrell y Savary, que también la dirige, lleva ensayándose en Madrid más de un mes, aunque «solo» con la mitad del elenco que coincide en escena, porque a los 20 actores se les suma la figuración «¡y la banda de música de Mérida!», se regocija León. El popular Luisma de la serie Aída o la Remedios Cervantes de Hommo Zapping está «encantado» con su nuevo papel, al que quiere «dar volumen» para destacar el «lado político» de esta historia de la rebelión de unas mujeres decididas a echar de la cama a sus maridos hasta que dejaran de guerrear.
«Esta producción -que se podrá ver desde el 29 de julio al 8 de agosto- se encuadra en el cabaré y su estética, pero yo quiero que lleguen las cosas con la crudeza que planteaba Aristófanes. Sin solemnizar pero sin frivolizar», resume el sevillano, nacido en 1974.
En ese sentido destaca la tercera escena, donde está «lo más interesante», dice, de toda la obra: «Aristófanes era muy conservador y aquí no se sabe lo que le pasó y habla de una forma modernísima de cosas como la inmigración o la igualdad de las mujeres».
León, que está «libre de pecado y de tele hasta noviembre» -acaba de emitirse el último episodio de la temporada de Aída-, asegura que se considera un actor cómico, «pero el humor se puede hacer desde muchos sitios, de Homo Zapping a Aristófanes», apunta, pero deja «muy claro» que nunca volverá a ser Anne Igartiburu o Remedios Cervantes porque, indica, «uno no se puede dejar devorar por los personajes».