El libro ofrece una visión del gran escritor uruguayo muy diferente a la que circulaba sobre él.
18 nov 2010 . Actualizado a las 02:05 h.Juan Carlos Onetti arrastró a lo largo de su vida fama de tímido y poco sociable, pero quienes lo conocían bien sabían que era un hombre tierno y muy amigo de sus amigos, como refleja el ensayo iconográfico que se publica ahora y que contiene más de 300 fotografías, la mayoría inéditas.
Publicado por Del Centro Editores, el libro ofrece una visión del gran escritor uruguayo muy diferente a la que circulaba sobre él, y el material que incluye procede en gran medida del archivo personal del novelista, en manos de su viuda, Dolly Onetti, autora de muchas de las fotografías y del texto introductorio.
«Este libro cambia la idea que la gente tenía de Juan. No le gustaba aparecer en público, pero estas fotografías dan una visión muy distinta de cómo era cuando estaba en familia o con sus amigos», le dice a Efe Dorotea Muhr, «Dolly», la cuarta esposa del escritor y cuya vida compartió durante más de cuarenta años.
El trabajo de recopilación de «Juan Carlos Onetti. Ensayo iconográfico» ha sido realizado por Claudio Pérez Míguez y Raúl Manrique Girón, que han querido romper con la imagen que se tenía del escritor como «persona del mal carácter, antisocial y que nunca salió de la cama», señalan ambos en una nota preliminar.
La viuda de Onetti, violinista de profesión, se pasó «toda la vida sacándole fotos a Juan como 'amateur'». A ella le hubiera gustado que fueran «más artísticas», pero, independientemente de su calidad, reflejan a la perfección cómo era ese escritor que nació en 1909 en Montevideo y murió en 1994 en Madrid, después de residir casi veinte años en España, un país por el que «siempre sintió gratitud».
Ese sentimiento lo reflejó Onetti en su discurso de recepción del Premio Cervantes, en abril de 1981.
«Llegué a España con la convicción de que lo había perdido todo, de que sólo había cosas que dejaba atrás y nada que me pudiera aguardar en el futuro. De hecho ya no me interesaba mi vida como escritor», dijo Onetti en aquella ocasión, y recuerda su viuda en la introducción del libro que ve ahora la luz.
«Sin embargo, aquí estoy, unos cuantos años después, sobrevivido.
Esta sobrevida es lo primero que debo a los españoles. Estos años de regalo, en los cuales he vuelto a escribir con ganas, después de mucho tiempo de no hacerlo», afirmó el autor de «La vida breve».
Y es que Onetti, uno de los mejores narradores latinoamericanos del siglo XX, fue encarcelado durante varios meses por la dictadura uruguaya en 1974 por haber participado en un jurado que premió un relato («El guardaespaldas», de Nelson Marra) que fue «censurado y tildado de pornográfico», según se recuerda en la amplia cronología que incluye el libro.
Tras quedar en libertad fue a Roma a recoger el premio que se le concedió en Italia a la novela «El astillero» y, en 1975 viajó a España y decidió quedarse en este país «donde tenía muchos amigos, entre ellos Luis Rosales y Félix Grande», recuerda Dolly Onetti en conversación telefónica con Efe.
Estos días Dolly Onetti, que reside en Buenos Aires, ha estado en Montevideo y ha podido recordar aquellos años en los que su marido y ella eran «más jóvenes» y salían «casi todas las noches a cenar».
«Aquella época fue muy hermosa. Cuando llegamos a España ya no salíamos tanto porque Juan estaba un poco acobardado por la vida y por lo que le pasó en Uruguay, y se encerró un poco, siempre para leer, que era su hobby y el mío también», afirma Dolly Onetti, cuyo texto introductorio es parte de otro más amplio que escribió en 2009, con motivo del centenario del nacimiento de su marido.
A pesar de la fama de poco sociable que tenía Onetti, su viuda asegura que, en sus apariciones públicas, «era muy divertido y un buen conversador. Tenía un gran sentido del humor».
«Y como todos los escritores apasionados, Juan vivía soñando despierto. Hasta cuando dormía, luego de una noche agitada, me preguntaba: '¿Dije algo anoche?' y si yo no recordaba, se lamentaba: '¡Qué lástima! Era un cuento perfecto'», evoca en su texto la viuda.
Para el escritor, sus personajes «eran mucho más reales que la gente que lo rodeaba» y eso hacía que su mujer se sintiera «como un condenado fantasma».
Además de las fotografías, el libro contiene también reproducciones de manuscritos, mecanoscritos, primeras ediciones, artículos, entre ellos los difundidos por la Agencia EFE; dedicatorias y objetos personales.
La edición, muy cuidada, es de una tirada de cien ejemplares numerados, y cada uno incluye una fotografía original que Dolly tomó a Onetti y que va firmada por ella.