El escritor, reconocido con la Orden de las Artes y las Letras, acude a la puesta en escena de su mítica obra, «La sonrisa etrusca».
15 mar 2011 . Actualizado a las 21:48 h.El escritor José Luis Sampedro ha dejado unos días su refugio en el sur. La pasada semana recogió la Orden de las Artes y las Letras, y esta noche acudirá a la puesta en escena de su mítica obra La sonrisa etrusca. «Un hecho extraordinario», que compara con la transformación de un gusano en mariposa.
«Para mí -explica- este estreno es comparable con el desarrollo del gusano de seda. Escribí La sonrisa etrusca y era un gusano que soltaba seda y que se quedó cerrado. Hoy, 25 años después, se ha convertido en una bella mariposa con alas de muchos colores y que tiene magia, porque el teatro tiene sobre la literatura magia carnal».
Así lo argumenta en una entrevista con Efe Sampedro, escritor, académico y economista, pero sobre todo un humanista, que a los 94 años recién cumplidos, sigue dando las mejores lecciones de vida: «Dentro de cada uno de nosotros hay infinidad de cosas que no llegamos a desarrollar y el verdadero desarrollo está en que cada uno llegue lo más alto posible en su conocimiento».
«Este desarrollo y ese intento de perfeccionarnos vendría bien hasta para la economía, porque seríamos más justos más equilibrados y no habría tantos choques entre los que tienen y los que no», matiza el autor de Octubre, octubre, La vieja sirena o El amante lesbiano, entre otros.
Y es que en La sonrisa Etrusca, cargada de tintes autobiográficos, Sampedro relata la historia de Bruno, un partisano calabrés, anciano y enfermo de cáncer, que se traslada a vivir a Milán con su hijo, que se transforma y toca el paraíso gracias a su nieto que le hace sentir la vida de una forma completamente distinta, sintiendo nueva sensaciones que le llevan a volverse a enamorar.
Una metáfora casi calcada de la vida de este catedrático jubilado de Estructura Económica, que escribió la obra tras ir Ginebra con su primer mujer y encontrarse una noche con su nieto en sus brazos.
«Me alegro muchísimo de haber escritor este libro -subraya- porque contribuye a presentar las delicias de lo sencillo, de lo que es verdad, del amor, del amor del abuelo por el nieto. Hay gente que dice que es demasiado sentimental; pero que piensen lo que quieran.
Yo sé que ha emocionado a mucha gente y que sigue haciéndolo».
La sonrisa etrusca se estrena esta noche en el Teatro Bellas Artes, bajo la dirección de José Carlos Plaza, y con Héctor Alterio y Julieta Serrano como protagonistas.
Sampedro, durante la entrevista en su casa, está acompañado de su mujer, la traductora y poeta Olga Lucas, a la que conoció a finales de los noventa y de la que no se ha separado ni un momento. «Yo estoy feliz, feliz, en estos días finales de mi vida», dice este profesor que durante años, como economista, ha dado clase y ha tenido entre sus alumnos, a Solchaga y Boyer, pero cuya pasión es la escritura, un ejercicio que comenzó a los 20 años.
«Para mí, el escribir era vivirse, conocerse, ser arqueólogo de uno mismo. Escarbar, y, si se escarba, hay de todo dentro de nosotros: el criminal y el santo, el héroe y el cobarde. Todo es que que cada uno lleguemos a ser lo mejor que podamos. Y es que todo el mundo debería saber que todo es cuestión de educación», sostiene el escritor.
Crítico y con una mirada que nunca ha eludido el compromiso, Sampedro atiza contra el plan Bolonia para la Universidad que firmaron los países europeos.
«Bolonia es el fin de la Universidad del saber. Es la entrega de la Universidad a los financieros que lo que quieren es rendimiento.
Han transformado la Universidad en una escuela de conocimientos prácticos, que lo hagan al margen de la Universidad. Ahora es productividad, innovación y productividad», opina.
José Luis Sampedro no para y en junio publicará con su mujer un libro, entre ficción y ensayo, con el nombre Cuarteto para un solista y que girará en torno a la vida de un profesor.