«Estoy a punto de empezar a escribir de él». Esto decía ayer en el Calipso, un bar de A Coruña, Tim Behrens (Londres, 1937). Aludía a Lucian Freud, «un amigo de juventud». Luego cerraba la libreta en la que lleva escritas 211 páginas de una nueva novela que «tiene muchos estilos, es muy discursiva». Behrens escribe porque no puede pintar: «Por enésima vez me caí», decía, mostrando el vendaje de la muñeca izquierda. El pasado mes de febrero publicó la novela autobiográfica Poniéndose ya el abrigo (Ediciones del Viento)
«Hace unos días [el 5 de julio] se murió en Roma Twombly, pintor abstracto heredero de figuras como Pollock, y ahora Lucian. Eran los dos últimos de los grandes. Es el fin de una etapa; para mí era un amigo de juventud. Después rompimos», reflexionaba Behrens, que lleva más de 25 años viviendo en Galicia. Este integrante de la Escuela de Londres con Bacon y Freud -«nunca existió esa escuela, es un invento de la prensa; nos reuníamos para beber»- siempre fue reacio a explicar aquella ruptura con Freud, al que le sirvió de modelo «en cuatro o cinco cuadros». Ayer hablaba de pequeños detalles y aludía al divorcio de Catalina de Aragón y Enrique VIII: «Las razones te parecen tan increíbles, tan faltas de importancia...».
Casi musitando evocó: «Después rompimos, él rompió conmigo». Y luego recordó cuando posó para el cuadro Red-Haired Man on a Chair: «Yo tendría 26 años; en realidad era su modelo, un modelo cómodo que no ponía horarios. Durante ocho años nos vimos todos los días, para mí era un amigo muy importante». Sobre el citado lienzo sostiene que «era el único que no estaba en el catálogo de Lucian». En cuanto a que en la subasta de dicha obra, en la sede de Christie?s en Nueva York, superó a otra también de Freud en la que aparecía Kate Moss, Behrens matiza, riéndose: «Y a Kate y a mí nos ganó una chica obesa, francamente obesa», en alusión al lienzo Benefits Supervisor Sleeping. De todos modos, a Behrens le «parece obsceno que se paguen esas cantidades» millonarias por los cuadros.