Admite Redford (que no dirigía desde el 2007 con la irregular Leones por corderos) la condición de encargo de La conspiración, pero también su interés por un guion que guarda relación con la actualidad, sobre todo a partir del 11-S. Con Mary Surratt, la primera mujer ajusticiada en EE.UU. por un tribunal federal, se cometió una injusticia histórica al acusarla de ser una de las instigadoras del complot que asesinaría al presidente Abraham Lincoln. Estamos en Washington, en 1865, ocho personas se sientan en el banquillo en un juicio exprés cuyo veredicto quizá se haya concedido de antemano? Un abogado del Norte, que comienza odiando a su clienta, acabará entendiendo lo que sucede realmente.
Robert Redford no sirve otra más de juicios, simplemente recupera un episodio olvidado de la historia con una función didáctica pero al tiempo reflexiva. Lo hace además con la complicidad del director de fotografía Newton Thomas Sigel, utilizando el sistema de color de autocromía, a medio camino entre el blanco y negro y un color apagado.
En el reparto, además de Robin Wright y James McAvoy, aparecen veteranos como Kevin Kline, Danny Huston y Tom Wilkinson, entre otros. Y mientras, esperamos al Lincoln que ya está rodando Steven Spielberg.