El Premio Cervantes y Premio Príncipe de Asturias ha fallecido hoy en Ciudad de México a los 83 años
16 may 2012 . Actualizado a las 20:32 h.El escritor mexicano Carlos Fuentes falleció ayer en Ciudad de México a los 83 años. Fue un intelectual extraordinario, que cuestionó durante toda su vida a su país, México, por ser incapaz de construir una democracia más auténtica y desde la literatura encaminó a la narrativa en lengua española hacia la modernidad.
Cosmopolita y crítico del nacionalismo oficial mexicano, Fuentes -nacido en Ciudad de Panamá (Panamá), en 1928, de padres mexicanos- ejerció una notable crítica contra su país, en particular invocando su incapacidad para convertirse en una sociedad moderna y empeñado en desvelar los misterios del alma mexicana.
Su concepción de la lengua era «como un río caudaloso a veces, apenas un arroyo otras, pero siempre dueño de un cauce [...], toda una profusa corriente de oralidad que corre entre dos riberas: la memoria y la imaginación».
Amante del idioma en que escribía, llegó a decir que su lucha por conservar el español duró toda su niñez, pues estuvo «a punto de perder su idioma nativo cada veinticuatro horas».
«El idioma quería decir para mí nacionalidad: era un conjunto opresivo de significados sujetos siempre a lucha, a reconquista», apuntó.
Fundador de la novela moderna
Considerado el fundador de la novela moderna en México, el intelectual cursó estudios superiores en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) y en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra (Suiza). Fue desde muy joven cuando su valía literaria comenzó a sobresalir y a contribuir a la universalidad de una generación de escritores extraordinarios que formarían el llamado boom latinoamericano.
Admirador de autores como los británicos D. H. Lawrence y Aldous Huxley, Fuentes consideraba pertinente la ficción para responder a las preguntas de cómo éramos y cómo seremos, y conocer el mundo desprovistos de la racionalidad.
«Ni la ciencia, ni la lógica, ni la política nos darán una respuesta. Tampoco nos la dará la novela. Lo que hace la novela es plantear la pregunta de una manera equívoca, de una manera cómica, transgresora, que las otras disciplinas no nos permiten», llegó a decir.
Su obra narrativa incluye títulos como Los días enmascarados (1954), La región más transparente (1958), La muerte de Artemio Cruz (1962), Gringo viejo (1985), La silla del Águila (2003) y La voluntad y la fortuna (2008).
Entre sus ensayos destacan títulos como Cervantes o la crítica de la lectura (1976), Los 68 (2005), y La gran novela latinoamericana (2011).