Vila-Matas, en el puesto número quince, es el primer español situado en las listas que barajan las casas de apuestas británicas
22 oct 2012 . Actualizado a las 19:56 h.Asoma octubre a la vuelta de la esquina y aterriza en la Red la tradicional lista de candidatos oficiosos (los oficiales solo la Academia Sueca los baraja) al Nobel de Literatura. Todo un clásico del otoño, gentileza de la casa de apuestas británica Ladbrokes, que cuelga la singular relación en el apartado de Awards (Premios), incluido paradójicamente en la sección deportiva (Sports) de su web. Será porque la literatura, en el fondo, es un juego como cualquier otro.
El listado obviamente cambia en tiempo real, pero desde hace unos días lo encabeza el japonés Murakami, cuyo galardón se paga cinco a uno en el mostrador de Ladbrokes. Murakami ya figuró en el podio virtual de esta lista el año pasado. Ocupaba el tercer puesto, después del sirio Adonis y de quien finalmente resultó ganador, el poeta sueco Tomas Tranströmer. Así que la quiniela, oficiosa o no, tampoco suele andar del todo desencaminada. Si rebuscamos entre los nombres de este año tropezamos con el segundo peldaño al mismísimo Bob Dylan (diez a uno) y en el tercero al chino Mo Yan. El autor de Sorgo rojo ha sonado insistentemente en ciertos mentideros como el aspirante mejor colocado este año, en el que teóricamente tocaría cambiar de género, idioma y continente. Nada de poetas. Nada de europeos y, sobre todo, nada de suecos. Cees Noteboom e Ismail Kadaré, en cuarto y quinto puesto, no tendrían por tanto demasiadas opciones.
Vuelven a escena, como siempre, los nombres de Philip Roth y Cormac McCarthy, los dos siguientes yanquis en la nómina, que incluye a otras figuras sagradas de la literatura norteamericana, como Thomas Pynchon, Don DeLillo, Joyce Carol Oates, John Ashbery o incluso Paul Auster.
¿Y la literatura española?
El mejor situado este año en la parrilla virtual es Enrique Vila-Matas. El autor barcelonés permanece desde hace semanas entre el puesto catorce y quince y su triunfo en Estocolmo se abona veinte esterlinas a una, igual que su paisano Eduardo Mendoza, plantado en el siguiente escalón.Cierra la nómina de aspirantes una de las exquisitas muestras de humor británico. La ironía no la destila el autor seleccionado, sino la brillante mente que ha elaborado la relación de escritores, donde se ha colado el nombre de E. L. James, responsable (es un decir) de la infumable saga de Grey, sus sombras y lencerías pornomamá. Si se produjese la hecatombe y el jurado del Nobel en pleno sufriese un colapso cerebral del suficiente alcance como para conceder a James el premio que jamás ganó el James bueno (Joyce), la apuesta se abonaría a un astronómico 500 a uno. La solución al enigma y a las apuestas de los jugones británicos la sabremos dentro de unos días. Por ahora no se ha fijado la fecha del anuncio del ganador, pero la Academia sueca ya ha fijado el calendario de presentaciones de los otros galardones y ha dejado sospechosamente libre el jueves 11 de octubre.