Lleva sangre gallega en las venas, pero esta gaditana (1971) suprimió de su nombre artístico el Pereyra paterno para convertirlo en un palíndromo: Sara Baras. «La primera vez que bailé en Madrid me decían: ??Ese nombre palíndromo te dará suerte??. Es el mismo de mi tía, porque yo era la hija de Concha Baras». El próximo viernes, a las 20.30 horas, actúa en el Palacio de la Ópera de A Coruña con el espectáculo homenaje a la Constitución de Cádiz, un montaje en cuya ficha la bailarina ha escrito: «Dicen que la Pepa no es solo un símbolo, dicen que la Pepa es un sentimiento, es una actitud, una manera de sentir, una forma de ser, un carácter, una esperanza? Algo que se lleva dentro, algo que nos trae la mar, que se te pega como una lapa y huele como un burgaíllo, algo que no se lo lleva el Levante porque esta metiíto dentro del corazón. Dicen que nuestra Pepa no nació el 19 de marzo de 1812. Ya estaba. Rezo por aquellos que sufrieron, por todos aquellos que murieron y lucharon por un mundo libre. Dicen que nuestra Pepa es la voz del pueblo en forma de mujer y respira libertad».
-¿Cómo se baila una constitución?
-Es la pregunta que nos hacemos todos. Visitamos los lugares vinculados con la Constitución de Cádiz y se le ha dado a esta Pepa una manera de sentir de la gente del pueblo que de una situación difícil y dolorosa saca la parte positiva, llena de esperanza. El espectáculo es una explosión de energía positiva en estos tiempos tan complicados.
-¿Hace de la ley un personaje?
-La Pepa es un personaje alegórico que va uniendo y provocando, como protegiendo todo lo que va pasando. José Serrano es el presidente de las Cortes; los chicos, los bailarines, son diputados. Y en un momento la compañía se convierte en el pueblo, que está en forma de coro. Todo va cambiando durante el espectáculo menos la Pepa, que va dejando la esencia de lo que es nuestra Pepa: algo que se siente, que se lleva dentro.
-Interpretó a Carmen, María Pineda y Juana la Loca. ¿Le han influido en este papel?
-Lo resume todo. Es una mezcla de esos personajes porque es tan libre como la Pineda, enamora como Carmen y antepone el sentimiento a todo como Juana. Tiene un pellizquito de cada mujer. Al final de la obra sale el monumento real a la Pepa, que es una mujer, soy yo misma.
-¿Cómo va la gira?
-Empezamos en Sevilla en marzo. Pensábamos que la gente de Andalucía lo entendería mejor, pero ha sido igual en todos lados: Estuvimos en Bilbao, en Santander, en Mallorca y el público responde desde el primer momento.
-¿Y después de A Coruña?
-Vamos a Ceuta y en las Navidades estaremos en París. Es la décima temporada que hacemos allí y es especial. El público francés es maravilloso.
-La Pepa nace tras la expulsión de los franceses. ¿Van a entender el espectáculo?
-Este guion lo escribí yo y cuando estábamos dándole vueltas vimos que lo importante era ir al sentimiento, quitar banderas. El primer número es el dolor de la guerra y se ven cuerpos sufriendo, agresivos, pegándose, pero en ningún momento se ven banderas, ni uniformes. Muestra la Constitución de otra manera.
-Hay unos cuantos Pereyra en el montaje. ¿Es gallego?
-Sí, Pereyra es de una familia de militares, mi padre, mis tíos y mi abuelo son de Infantería de Marina. Y el mánager es mi hermano, mi ojito derecho es mi hermana y José Serrano (el artista invitado) es mi marido, que nos conocimos bailando. Este es uno de los secretos: aquí todos nos dejamos el alma y te duele si algo no sale, es parte de todos nosotros. Formamos la compañía en 1998 y solo paramos año y medio; lo hice para ser mamá. Desde que empezamos el público no nos ha soltado, la gente sigue ahí entregada.