El cómic hace tiempo que abandonó los caminos más trillados, con ejemplos a centenares, entre ellos el recientes MetaMaus de Art Spiegelman, una obra que casi podría calificarse de making of, y que muestra el complejo proceso creativo del arte secuencial. MetaMaus (Reservoir Books) es casi un cuaderno de bitácora sobre la gestación del que para muchos es el principal título de lo que se ha venido llamando novela gráfica: Maus, la estremecedora historia de supervivencia de un judío en un campo de concentración, inspirada en la vida del padre del propio Spiegelman, que logró el premio Pulitzer en 1992 -el único cómic que hasta ahora ha ganado este galardón- y de la que se han vendido millones de ejemplares en una veintena de idiomas.
Spiegelman (Estocolmo, 1948), que ha echado mano de sus archivos para desvelar cómo tejió durante una década esta documentada obra sobre la vida en el gueto de Varsovia y los campos de exterminio y lo que supuso la recuperación de la libertad, explica, por ejemplo, por qué optó por representar a judíos y nazis como ratones y gatos antropormóficos para narrar el Holocausto.
Además del libro -300 paginas con bocetos preliminares de Maus y otros trabajos- Metamaus incluye un DVD con una charla con el padre del autor, Vladek, y con supervivientes que conocieron a su madre Anja, que se suicidó en 1968.