Clara Usón obtuvo el Premio nacional de la crítica 2013 con La hija del este, un libro del que habló ayer en la librería Cronopios de Santiago y del que hoy (20 horas) hablará en el Museo de arte contemporáneo Gas Natural Fenosa de A Coruña.
-¿Su pretensión con la novela era contar la guerra de los Balcanes o el suicidio de la hija de general Ratko Mladic?
-Quería contar la historia de Ana Mladic y de su suicidio al enterarse de quién era realmente aquel hombre al que adoraba, que era su padre. Pero cuando me puse a documentarme me percaté de que no era posible contar la tragedia personal sin contar también la tragedia colectiva. Es una combinación de ambas cosas porque la novela tiene 500 páginas y dan para mucho escribir.
-Durante esa guerra y aún ahora parece que Europa ha mirado para otro lado o soslayado ese conflicto.
-Pues tanto como que se ha dado la paradoja de que Europa recibió un premio Nobel de la paz en el 2012 por los últimos sesenta años sin guerra como si los Balcanes no fueran Europa o no hubiera habido una guerra. Europa trató esa guerra como si fuera una catástrofe natural: envió alimentos y mantuvo una neutralidad que favorecía implícitamente al más fuerte. Europa mira poco a los Balcanes y debiera mirar más porque casi todos los conflictos del continente empiezan ahí. La crisis empezó con Grecia.
-¿Combinar ficción y realidad fue una elección?
-Es que no tenía más remedio. En el caso de la guerra, Ratko Mladic es un personaje público que aún está siendo juzgado en La Haya. Pero la historia de su hija, y sobre todo su suicidio, no tiene argumentos, aunque todo hace sospechar que fue por causa de su padre. Esa historia tiene lagunas y lo que quería hacer era achicar esos espacios teniendo en cuenta lo que se dijo y algunas hipótesis. La combinación de ficción y realidad tiene sentido porque sin la guerra de los Balcanes, sin la crueldad del padre no se hubiera producido el suicidio de la hija.