Autores de obras como «Screamadelica» (1991) o «Xtrmntr» (2000), Primal Scream vuelven a Galicia tra su conciertos del 2013 en Vigo. Llegan con un «More Light», un disco con el que superan el bache de sus dos anteriores entregas pese a la deserción del carismático Mani Mounfield. Prometen mantener la tensión rock al máximo
06 sep 2013 . Actualizado a las 15:15 h.Aunque en principio el interlocutor iba a ser él, horas antes de la entrevista llega la mala noticia: Bobby Guillespie no puede dar la entrevista. «Se ha encerrado todo el día a editar un vídeo y está incomunicado», indican desde su distribuidora en España. Delega el papel en Andrew Innes, su lugarteniente a la guitarra. Desde Glasgow atiende y hace gala del cerradísimo acento de la ciudad escocesa.
-¿Es «More Light» un disco político?
-Imagino que sí, pero no de manera extrema. Vemos una falta total de crítica social. No hay películas, no hay discos, no hay nada. Antes había punk-rock, gente que hacía poesía contra el sistema, cine. Quizá en América haya algo. Aquí, nada. Nadie se hace preguntas sobre la crisis.
-¿Puede ser esta un revulsivo para el rock?
-Tengo esperanza. The Specials, por ejemplo, fueron número uno con Ghost Town, una canción muy crítica con la represión de los primeros ochenta. Luego llegaron los noventa, con el house y esa felicidad general pretendiendo que todo era maravilloso. No importaba lo difíciles que fueran las cosas: la música sonaba, todo era perfecto. Pero incluso eso, cuando empezó, fue una reacción al thatcherismo. No sé, creo que pertenecemos a una generación que sentía que tenía que haber cambios y quizá ahora no hay esa necesidad.
-¿Influye el hecho de proceder de Glasgow, una ciudad marcadamente obrera?
-Ahora está todo desindustrializado. Antes había astilleros y un movimiento sindical muy fuerte. Cuando creces en un sitio así es más fácil que desarrolles un sentimiento político. Pero todo ha cambiado. Por ejemplo, ahora si estás en un call center no puedes formar un sindicato. No hay esa cultura. Eso es lo que el sistema quería que pasase: despolitizar a la gente. Es una pena que pase eso.
-¿Ve un cierto paralelismo entre este disco y lo que fue «Vanishing Point»?
-Alguna gente piensa eso, pero no es algo del sonido, sino a nivel espiritual. Entonces veníamos de una época muy oscura, luchábamos por mantener la banda. Vanishing Point fue la manera de superar todo eso. Después, llegaron Xtrmntr y Evil Heat, dos buenos discos. Ahora pasa lo mismo. More Light tiene mucha más fuerza y energía que el anterior disco. Es mucho mejor.
-¿Por qué recurrieron a David Holmes como productor?
-No fuimos nosotros, fue él quien nos escogió a nosotros
-¿Cómo?
-Sí, él trabajó en Xtrmntr y quiso repetir. Es un tipo realmente encantador. Puede convencerte de que el cielo es azul cuando llueve. Nosotros le decíamos: «No, David, no, déjanos en paz» [risas]. Pero insistía: «Venid a casa una semana, si no surge nada, no os vuelvo a molestar». Accedimos. Fuimos allí, a Belfast. Este hombre tiene miles de discos. Nunca había visto tantos. Cosas rarísimas, discos de ciencia ficción de los cincuenta, folk alemán... todo lo que puedas imaginar. Eso generó una atmósfera que facilitó la creación.
-¿Le ha influido la gira de aniversario de «Scremadelica» en el disco?
-Hum... No lo creo. El sonido no tiene nada que ver. Eso, sí aquellos conciertos fueron tremendos. Fue muy especial volver a ver a la gente gozando con esos temas
-Vemos por las fotos que Bobby Guillespie sigue pareciendo un adolescente.
-¿Has leído El retrato de Dorian Grey de Oscar Wilde? Pues allí lo dice todo sobre Bobby [risas].
-¿Echan de menos a Mani Mounfield?
-Sobre todo por su presencia. Es una fuerza de la naturaleza en sí mismo y un tipo increíble. Lo echamos mucho de menos. Dejó un hueco enorme. Pero, ojo, aunque se hay ido aún somos una banda de rock'n'roll.
-¿Qué les parece tocar al pie de la catedral?
-Muy bien. Además tocaremos música técnicamente muy espiritual [risas].
-¿No les gustaría hacerlo dentro de ella?
-No, la música amplificada no suena muy bien dentro de las catedrales. La estructura hace mucho eco y el ruido sería insoportable.
-Vamos, que la cosa podría terminar peor que Pussy Riot.
-Sí, la Inquisición española no se lo tomaría muy bien y volvería para echarnos y torturarnos [risas].
SANTIAGO | A Quintana, hoy. Apertura de puertas: 20 horas. 20 euros, venta anticipada. 24 euros, en taquilla.