La noche de entrega del Planeta no fue fácil para Ángeles González Sinde, la finalista del premio con su novela El buen hijo. Algunas de las preguntas se centraron en una supuesta incompatibilidad tras haber abandonado el cargo de ministra de Cultura. Ayer, con un mejor argumento que la noche anterior, hablaba de su primera novela. El protagonista del libro es Vicente, un hombre de 36 años que trabaja con su madre en una pequeña tienda hasta que se plantea salir de la rutina. «Es una novela de sentimientos, con un personaje muy observador, casi maníaco y a veces un poco cómico», dice.
-¿Le sorprendió la insistencia en preguntarle por incompatibilidades o en querer ver un trato de favor por parte de Planeta tras su etapa de ministra?
-Me quedé bloqueada. Las suspicacias tienen una parte legítima y otra ingenua. No podemos estar constantemente derribando a cualquier persona que participe en política porque hay mucha gente de la sociedad civil que debería participar y, con esto, es más difícil que los partidos encuentren esas personas. Me entristece, porque tendríamos que mirarnos la ley, que está clara, y luego que Planeta es una casa seria que no se va a meter en un lío. Estamos siempre derribando a todos los políticos.
-¿Cómo llevó su etapa política?
-Percibí mucha agresividad en los últimos seis meses, también porque era la última etapa de la legislatura. Lo que peor llevaba era la constricción en la expresión, no poder hablar con naturalidad, tener que ir al Parlamento a leer tres folios que no decían nada porque hablamos en politiqué. Luego, toda esa cautela en cualquier cosa que decías.
-Nada que ver con el cine.
-El cine es muy jerárquico. Durante el rodaje, un director de cine dice que esta botella azul no queda bien y no solo traen otra, sino que traen tres para ver la que queda mejor. En política vi que no había tanta jerarquía, manda más un director de cine que un ministro en su ministerio. Además, en el cine la lealtad es fundamental, no sacas a Penélope Cruz con los rulos durante el rodaje. La lealtad en política no siempre es así.
-Hay unos cuantos políticos escritores, ¿no?
-No quiero dar nombres de personas que a los pocos meses, o semanas, de dejar el cargo entran en otros trabajos o publican libros. Después del paso por el ministerio, lo que quería era retomar mi vida, estar menos expuesta. Para mí la escritura es para ordenar el mundo y ordenarme a mí misma.
-El protagonista de su novela también busca reordenarse.
-Vicente vive constreñido por el miedo a cambiar las cosas de la pequeña tienda, pero se da cuenta de que no puede alargar más tiempo la juventud, que tiene que pasar a otra pantalla.