De complexión delgada y elegantes maneras de Sir, Peter O'Toole será para siempre el coronel Thomas Edward Lawrence en la memorable Lawrence de Arabia (Lean, 1962), la primera de las ocho negativas de la Academia de Hollywood a concederle el Óscar, aun reconociendo que el abogado Atticus Finch, de Gregory Peck en Matar a un ruiseñor, era imbatible...
Poco importa que le otorgaran en el año 2003 la estatuilla honorífica, cuando atrás quedaban sus dos interpretaciones de Enrique II en Becket (1964) y El león en invierno (1968), el adorable profesor de Adiós, Mr. Chips (1969), su Cristo de pega para La clase dirigente (1972), su excéntrico director en De profesión: especialista (1980) y su viejo artista alcoholizado de Mi año favorito (1982), a los que añadiríamos el genuino british jubilado en Venus (2006) y, por qué no, su inolvidable Lord Jim (1965) y su Quijote para el musical El hombre de la Mancha (1972).
Mitad irlandés, mitad escocés, con casi 1,90 de planta, este rubio, espigado y de penetrantes ojos azules era un bebedor generoso en la mejor tradición escénica británica, con Shakespeare en su dilatado repertorio profesional para la Bristol Old Vic Theatre y la English Stage Company.
Peter Seamus Lorcan O'Toole dedicó más de media vida a los escenarios y a las cámaras, hasta que, en julio del pasado año, a punto de cumplir los 80, se despedía del público, afirmando que se había quedado sin aliento. Año y pico después, agotó sus últimas reservas, minado en su salud y dedicado a dictar sus memorias, que serán también las de medio siglo de gran cine.
Good bye, Mr. Lawrence!