Una de las cantantes lusas del momento llega a Galicia dentro del ciclo imperdibles de Sinsal Audio. Presenta su «Desfado», toda una declaración de intenciones
24 ene 2014 . Actualizado a las 14:57 h.Ha tendido un puente desde el fado hasta otros géneros como el blues o el jazz. Con ello se ha ganado alguna reprimenda de los sectores más puristas de la música tradicional portuguesa, pero también todo un abanico de posibilidades internacionales. Ana Moura (Santarém, 1979) llega a Galicia con Desfado (2013), su disco más atrevido y aplaudido por la crítica.
-Figura del fado, pero de origen rock. ¿Curioso, no?
-Sí, escuché desde niña blues y rock. Era lo que ponían mis padres, pero el fado siempre fue una inspiración para mí. Por eso terminé aquí.
-¿Cómo llega el momento de hacerse fadista?
-Tenía 20 años. Estaba con mis amigos tomando algo en un bar y llegaron unos músicos. Les pidieron que me acompañasen en un fado, lo hicimos, les gustó y me invitaron a una fiesta de Navidad en la que estaban todos los cantantes de la nueva generación de fadistas, compositores y poetas. Volví a cantar y una de las mujeres más famosas del fado, Maria da Fé, me propuso cantar en su casa de fados. Allí me apasioné totalmente.
-Hay quien asegura que, en realidad, a nivel de sensaciones el blues y el fado son lo mismo. ¿Qué piensa usted?
-Que sí. En la forma, no. Pero en el contenido existen muchas similitudes. El blues es un canto sobre los sentimientos y se hace como un lamento. El fado también, pero con un lenguaje diferente.
-Su último álbum, Desfado, parece sugerir desde el mismo mismo título una deconstrucción. ¿Es así?
-Yo quería ir más allá. En los últimos años había hecho colaboraciones con músicos de jazz y de otros géneros. Quería compartir esto con el público que me sigue. Por eso trabajé con Larry Klein, un productor de jazz, que estuvo con una de mis cantantes femeninas favoritas, Joni Mitchell. Quería que el disco tuviera esa sonoridad, que se pudiera mezclar todo en él.
-Respecto a esas colaboraciones, fue muy sonada la que hizo con los Rolling Stones. ¿Cómo fue aquello?
-Los saxofonistas de los Rolling Stones tienen un proyecto muy especial. Invitan a cantantes de todo el mundo para revisar las canciones del grupo, pero respetando el universo musical de quien viene de fuera. A mí me llamaron y, cuando estuvieron en Portugal, quisieron venir a una casa de fados. Fue un momento precioso: estaba allí todo el equipo de los Rolling Stones. Canté para ellos Brown Sugar y No Expectations. Y al día siguiente me subí al escenario de su concierto en Lisboa para cantar.
-¿No deslumbra estar con unas estrellas del rock así?
-No, son gente muy sencilla. Para mí fue muy importante conocerlos, porque siempre he sido un poco tímida. Desde que empecé, me han dicho: «Ana, no puedes ser tan tímida». Conociendo a los Rolling Stones vi que los cantantes también pueden serlo, que no pasa nada. Mick Jagger, por ejemplo, es muy tímido, como yo. Pero, cuando sube al escenario, se transforma.
-¡Venga ya! ¿Me está diciendo que Mick Jagger es un chico tímido?
-Sí, muchísimo. Luego tiene ese punto exhibicionista en escena, pero en el trato es así. Te lo digo totalmente en serio.
-También colaboró con Prince. ¿No me dirá que también es tímido?
-Pues ese aún más, de verdad [risas]. Es curioso, porque los ves actuando, son tan explosivos, y luego en persona resultan cohibidos.
-Usted no se transforma así.
-No, yo en escena soy muy contenida, muy sobria [risas].
-¿Ha recibido críticas por atreverse con el inglés?
-El núcleo más cerrado del fado no estaba muy contento. Decían que no era fado, pero no era mi intención cambiar el género. Yo soy fadista, pero esa condición no puede limitarme. No me preocupa si las cosas son fado o no. Solo si las siento o no. Y ahora quiero experimentar.
-Lo cierto es que piezas como «Thank You» se salen completamente del género.
-Claro. No era mi intención cantar ese tipo de canciones, pero cuando hacíamos la preproducción del disco, Larry Klein preguntó si quería hacer una canción de Joni Mitchell. Dije que sí, claro [risas]. Thank You es de un compositor amigo suyo. Y la otra pieza en inglés la he compuesto yo, pero la letra es de un amigo mío que la escribió así, porque no es portugués.