Gerard Mortier estrena para todo el mundo la obra de Annie Proulx
28 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.El Teatro Real no había conocido desde su reapertura en 1997 tamaña atención. Grandes medios de los cinco continentes se citan en Madrid para dar cuenta del estreno mundial de Brokeback Mountain, la ópera basada en el cuento de Annie Proulx (Connecticut, 1935) que dio pie a la película de Ang Lee sobre el atormentado amor de dos rudos vaqueros en las montañas de Wyoming. Su première de hoy es la reválida internacional del coliseo y de su gerente, un Gerard Mortier (Gante, 1943) que lucha plantando cara al cáncer y a los sectores más tradicionales del teatro. Un público poco amante de riesgos que recibe con recelo sus propuestas más arriesgadas y que el belga se propuso «seducir. [...] Nunca cambiaré mis ideas», asegura.
El acrisolado conservadurismo de «parte del público del Real» no preocupa en exceso al demacrado Mortier, que, pactada su salida del Real, quiso defender un proyecto que concibió para la Ópera de Nueva York y que la crisis hizo imposible. Mortier, que se lo propuso a Proulx, lo rescató con entusiasmo para el Real, que ofrece ocho representaciones que se alternan con el Tristán e Isolda de Wagner, otro de los hitos de la temporada diseñada por prestigioso intendente belga.
«El montaje se dirige a un público liberal que no solo busca divertimento, sino también reflexionar sobre los grandes temas. Trata de crear un debate y lograr que el público tenga una actitud más tolerante, pues hay aún mucha gente que sufre por el fanatismo, los tabús sobre la sexualidad y la yihad contra el matrimonio homosexual». «Es una reflexión amplia sobre la sociedad y la condición humana y no una historia de amor homosexual entre vaqueros», aseguró Mortier: «Eurovegas sí que sería Sodoma y Gomorra, no Brokeback Mountain», ironizó.