Adiós al creador de la mujer cisne

Sandra Faginas Souto
Sandra faginas REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Pertegaz, el último gran referente de la alta costura española, fallece a los 96 años

31 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Su afán de perfeccionismo era tal que Manuel Pertegaz, fallecido en la madrugada de ayer a los 96 años, dedicó hasta el último hilo de su vida a estilizar a las mujeres en esos frágiles cisnes que simbolizaban para él el ideal de belleza, como Audrey Hepburn. Hombre de pequeña estatura, pero enérgico y vital como pocos, el maestro de la alta costura ha dejado huérfano al mundo de la moda debido a un catarro complicado por su avanzada edad, que degeneró en neumonía, según informó su sobrina Sionin Caus Pertegaz, quien señaló que sus restos serán enterrados hoy en Pineda del Mar (Barcelona), donde el modisto tenía una casa.

Trabajador incansable, el diseñador turolense fue el primer español que conquistó la Quinta Avenida de Nueva York y ganó parte de su fama al vestir a celebridades como Jacqueline Kennedy y actrices como Paulette Goddard, Marisa Berenson o Ava Gardner. «Yo le cocino y él me cose», llegó a relatar la protagonista de Forajidos en una frase ya homenaje a sus creaciones inolvidables. Y es que Manuel Pertegaz ha sido considerado con Balenciaga el referente universal en la alta costura y probablemente el único -como señala la modelo Laura Ponte a La Voz- que supo evolucionar a lo largo de sus siete décadas de trabajo. «Era un mito que avanzó en su genialidad y siguió creando, no se quedó en ese cliché de muchos diseñadores que se aferran a una época. Él conocía su profesión como nadie, los tejidos, sus cortes impecables; el manejo de la confección eran el de alguien que ha vivido entre telas, desde abajo», apunta la modelo, que trabajó con él en varias ocasiones.

Inagotable vitalidad

Esa inagotable fuerza y su simpatía natural han definido la jovialidad de toda su obra, un adjetivo repetido entre quienes lo conocieron, como el diseñador gallego Antonio Pernas, que en declaraciones ayer a este periódico destacó su cercanía y su conocimiento del oficio: «Él consiguió el reconocimiento en América y llegó a lo más alto cuando el Gobierno español le otorgó la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, pero lo consiguió todo desde aquí, no se fue de España».

Las líneas maestras de sus diseños, con un patronaje depurado y tendente al minimalismo, conquistaron a partir de los años cuarenta a las clientas, desde que en 1942 abrió su primera casa de modas en la Diagonal de Barcelona y presentó su primera colección. Desde entonces ha tenido fieles seguidoras entre la alta sociedad española, desde Bibi Salisachs a Carmen Martínez Bordiú, la reina Sofía o la reina Letizia, cuyo vestido de novia le encargó en el 2004, como «premio» a su trayectoria excepcional. Tanto Felipe VI como Letizia, así como los reyes Juan Carlos y Sofía, lamentaron su fallecimiento con sendos telegramas de pésame a la familia, según indicaron fuentes de la Casa del Rey a La Voz. En ambos destacan su «carácter innovador» y su «maestría».

Pese a haber vivido rodeado de glamur, Manuel Pertegaz, Manolo para sus allegados, no sucumbió a las excentricidades y no se cerró a un círculo. En lo profesional, el modisto español, que declinó sustituir a Christian Dior tras su fallecimiento, tuvo la virtud precisamente de abrirse y encajar el gusto del prêt-à-porter. No solo acortó faldas, apostó por el pantalón y bajó escotes, sino que potenció su marca con complementos, fiel a su estilo sublime en que la sencillez es un lujo.