El cine de Hollywood ha contribuido desde la Segunda Guerra Mundial a exaltar el papel del ejército norteamericano y a afianzar los valores patrióticos, aunque también ha acogido dramas sobre el reverso oscuro de la guerra, filmados por directores más o menos independientes: Senderos de gloria (Kubrick), Apocalypse Now (Coppola), Johnny cogió su fusil (Dalton Trumbo)... Lo que critica ahora Michael Moore es la idealización de la imagen del soldado, en este caso de la figura del francotirador encarnada por el galán Cooper. Un caso parecido al del personaje protagonizado por Jude Law en Enemigo a las puertas (Jean-Jacques Annaud, 2001), sobre el cerco de Stalingrado. Y también apunta a películas de dudoso perfil como la oscarizada En tierra hostil (Kathryn Bigelow, 2009), que el español Fernando Trueba calificó de «detestable, sinuosa y de propaganda bélica» porque los iraquíes «carecen de rostro y no existen como seres humanos».