La confianza en su nuevo rumbo marca el inicio de una feria que cuenta con la presencia de tres galerías gallegas, todas de Vigo: Bacelos, Ad Hoc y PM 8
26 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.El pulso de ARCO vuelve a ser firme y sostenido gracias al arte latino. La 34.ª edición de la feria internacional de arte contemporáneo abrió sus puertas atravesada por una ola de entusiasmo desconocido en las últimas elecciones. ARCO cree de nuevo en sí mismo. Supera el bajón, define con nitidez una identidad marcadamente latina y puede de mirar de tú a tú y sin complejos a Miami. La feria, que para muchos había tocado fondo, remonta el vuelo con una oferta que algunos de sus actores tildan de «seria, fresca y ajustada a la capacidad del mercado». Un sector muy vivo y avisado, al que regresa el dinero, recupera el atractivo para el coleccionista con piezas como un Basquiat por 2,5 millones o un Chillida por 1,7. El entusiasta diagnóstico era compartido por muchos de los 218 galeristas (más de dos tercios, foráneos) instalados en ARCO 2105, con la presencia latina duplicada y obras de casi dos mil creadores. Algunos como su fundadora, Juana de Aizpuru, o la histórica Helga de Alvear, aplauden sin recato a Carlos Urroz y lo señalan como autor del milagro. En su quinto año al frente del certamen Urroz ha sabido dar con la senda de vuelta al éxito y conjurar los fantasmas de la indefinición y la grisura.
La palabra crisis, otrora omnipresente, no se conjuga. El clamor contra el IVA del 21%, su apaño de tipo reducido al 15% para las venta directas del artista, es apenas un eco. Sí se habla, y mucho, del vigor del innovador arte colombiano y su impresionante desembarco, de la pujanza de las galería del país invitado este año a una feria atractiva, revitalizada y manifiestamente internacional que espera recibir más de 100.000 visitantes hasta el domingo.
«Urroz ha sacado ARCO del agujero; cada vez está mejor y al fin tiende puentes sólidos con América», diagnostica De Alvear. «Es mucho más seria que Miami. Aquí hay piezas fabulosas, no los Murakamis y las cosas con las que en Florida engatusan a los jeques de Dubái y a las magnates rusos como Abramóvich». «Aquí no hay especulación y sí mucha seriedad; la gente que viene no hace tonterías» dice la veterana y respetada galerista. Pareja opinión expresa Pablo Jiménez Burillo, director de la fundación Mapfre, que habla de «piezas importantes» y detecta «un nuevo espíritu». «El pulso parece más vigoroso; el nivel medio es más alto y prima el optimismo», dice. «Chapó por Urroz, que cogió una feria catatónica y le ha devuelto la vida, le ha dado tensión en momentos muy difíciles». Estima Jiménez que Miami no es el espejo en que debe mirarse. «ARCO es una feria europea abierta a América, que es muy distinto, y no tiene nada que ver con el show de limusinas y magnates».
Este año la feria hace honor a su nombre y lo contemporáneo (con superabundancia de pintura, bastante fotografía y muy pocos vídeos e instalaciones) prima sobre los dinosaurios de las vanguardias y del arte de siglo XX, que también están: los Picasso, Miró, Dalí, Calder son minoría. Los artistas vivos, con obras de muy buen nivel, copan la oferta.
La presencia gallega se salda con tres galerías de Vigo (Bacelos, Ad Hoc y PM 8) y el protagonismo de Leiro en Marlborough.