La unión de Disney y Pixar parece haber cambiado la estrategia del cine infantil, se trata de conquistar a los padres para llegar a los niños.
17 jul 2015 . Actualizado a las 15:29 h.Las películas de Disney se han caracterizado siempre por sus personajes entrañables que luchan contra el mal, por las escenas familiares y por fomentar valores positivos entre los más pequeños. Tampoco es ningún secreto que, cada vez más, estas películas denominadas infantiles atrapan al público adulto con moralejas no tan fáciles de deducir para los niños.
En esta línea, Disney Pixar estrena su nueva película Del Revés (Inside Out) que llegará a los cines españoles el 17 de julio. Se trata de una representación, tremendamente imaginativa, del interior de la mente humana, y si esto ya parecía bastante complicado, Pixar se centra en comprender la mente adolescente. La convivencia, a menudo conflictiva, de las distintas emociones y la lucha contra los problemas cotidianos protagonizan una película infantil que, según adelantan las críticas, tiene todos los ingredientes para convertirse un éxito entre niños y adultos.
Desde que Disney absorbió a su rival Pixar, hace ya nueve años, la casa de Mickey Mouse ha experimentado un punto de inflexión. «Renovarse o morir» reza el refrán, y Disney optó por la renovación dejándose influenciar por el estilo del innovador Pixar, adaptándose a los tiempos que corren. Los tradicionales cuentos de hadas han dado paso a historias más realistas, las princesas se han reinventado.
Wall-E, salió en el 2008 y es una de las primeras producciones en la que el cambio es evidente. El pequeño robot creado por Pixar hace reflexionar a los espectadores sobre el creciente consumismo en el que vivimos debido al meterialismo que invade nuestra sociedad. El tema, bastante complicado para los más pequeños, llega a estos en una estructura más simple: debemos darle a nuestro planeta la importancia que tiene, los recursos naturales son nuestra fuente de vida y dependen de nosotros.
En Tiana y el sapo, estrenada en el 2010, también es visible esta evolución de la productora. A pesar de estar basada en un cuento tradicional de los hermanos Grimm, Tiana impresionó a la crítica siendo la primera heroína negra de Disney. La película da a los niños el mensaje de que para alcanzar sus sueños deben trabajar duro, y no esperar a que todo suceda «por arte de magia». La productora también pensó en los padres, a los que lanza el mensaje de que lo que se quiere no es siempre lo que se necesita.
Un año más tarde volvieron a hacerlo con Enredados, basándose en el clásico cuento de Rapunzel pero cambiando radicalmente los personajes. El papel del príncipe que rescata a la princesa de la larga melena se cambia por el de un ladrón con el que la princesa hace un trato, esta última también rompe con los esquemas tradicionales de las princesas Disney, es independiente, aventurera y no tiene miedo a enfrentarse a sus enemigos. Los dos personajes principales tienen personalidades completamente distintas. Rapunzel también vence todos los impedimentos que le permiten cumplir su sueño, no se da por vencida. Sorprende el humor de los diálogos, más orientado al público adulto.
Con Brave cambiaron las tornas, fue Pixar quien introdujo por primera vez una princesa en una de sus películas. Pero Mérida no es una princesa cualquiera, la joven pelirroja se niega a casarse con los herederos que piden su mano, no quiere ser princesa y está harta de las reglas de comportamiento y protocolo que le impone su madre. Otra vez el personaje de la princesa se basa en una mujer independiente, que no necesita un príncipe ni una boda para tener su final feliz. La película contiene una moraleja especial para los padres, ya que se centra en la relación entre Mérida y su madre, se trata de una lucha entre tradición y modernidad.
El gran bombazo vino con Frozen, la película animada más taquillera de la historia. Anna y Elsa conquistaron el corazón del público de todas las edades por demostrar el amor innato entre hermanos, por muy distintos que estos sean. Anna es inocente, impulsiva y graciosa, Elsa es madura y sabe que debe controlar sus emociones, juntas enseñan a los niños de hoy en día valores necesarios para convertirse en los adultos inteligentes del mañana. Frozen explica a los más pequeños que no necesitan a nadie para sentirse completos sino aceptarse tal y como son; y demuestra que para solucionar los problemas hay que enfrentarse a ellos, en las películas clásicas las princesas corrían a llorar a sus camas, pero Elsa controla sus sentimientos y es responsable de sus actos. La película se hace con el corazón del público adulto con una última enseñanza: El amor verdadero no está en un príncipe azul, está en ti, en los amigos y, sobre todo, en la familia.
Dejando la animación a un lado llegó Maléfica el año pasado, y sorprendió a todos los que esperaban una segunda parte de La bella durmiente. Rememorando el clásico, una espectacular Agelina Jolie hacía reflexionar a los espectadores sobre lo engañosas que pueden resultar las apariencias, no todo es lo que parece y el punto de vista desde el que se cuenta la historia importa. Maléfica es además para los adultos una reflexión sobre el amor, en la línea de Frozen, y una cura de humildad para quienes tienden a los prejuicios y las conclusiones precipitadas.
Muchos hablan de una nueva era de Disney, que Pixar ha hecho posible, pero resultaría ingrato olvidar las lecciones que también los clásicos del gigante estadounidense han aportado a las generaciones anteriores. Peter Pan nos enseñó que «si puedes soñarlo puedes hacerlo»; Robin Hood nos recordaba que no nos quedáramos de brazos cruzados ante las desigualdades que hay a nuestro alrededor; Toy Story demostró que el trabajo en equipo es imprescindible para lograr nuestros objetivos; Alicia en el País de las Maravillas nos explicó que no es malo ser diferente, «atrévete a pensar» y a ver más allá; Cenincienta trataba la importancia de la actitud; con Pinocho descubrimos algo esencial, la honestidad; Mulán fue un ejemplo de que hay que luchar por lo que se cree, por difícil que resulte. Como estas, muchas otras películas de Disney han creado o reforzado los valores de la sociedad occidental actual. No podemos omitir El Rey León, que nos dejó la frase estrella de nuestra vida: «Hakuna Matata: vive y deja vivir».