Viveiro desperezó su alma de metal

CULTURA

El Resurrectión Fest acabó de madrugada despertando pasiones entre miles de seguidores

19 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Viveiro se despereza esta mañana de verano con más lentitud que otras. Porque el metal se funde despacio, y la madrugada ha sido larga e intensa para varios miles de personas, muchos de ellos ya con la vista puesta en lo que ocurra dentro de 364 días, al reclamo del «All you ready? Resurrection Fest is coming».

Una apoteosis de fuego lanzada al espacio y un mensaje simultáneo de agradecimiento transmitido al mundo a través de las redes sociales despidió anoche la décima edición del Resurrection Fest. Antes, desbocó cuerpos y mentes el plato fuerte del día, los californianos Korn, y después los cañeros Fear Factory, se hicieron dueños y señores del principal escenario del Resu. Horas antes de la traca final, Iván Méndez, director del festival, aseguraba que las cifras de afluencia son «las que esperábamos», en torno a las 55.000 almas en los cuatro días que dura esta cita para los seguidores del hardcore, el metal y el rock.

El festival metaliza desde hace diez veranos el corazón de los viveirenses. Transforma la pequeña ciudad del norte en un crisol de tribus urbanas internacionales y patrias, y permite que durante casi una semana convivan «en total armonía» el monocolor de los resus llegados de hasta 35 países este año con el colorido local de los turistas de bermudas y playeras o el residente habitual. «El año pasado el Resu coincidió con la Mostra Folclórica Internacional y esto casi parecía una película de Berlanga», cuenta un hostelero, a tope despachando raciones de pulpo, calamares, raxo o pizzas.. Y ni el legendario Lemmy Kilmister, el incombustible líder de la británica Motörhead se fue de Viveiro sin probar las famosas galipizzas, producto made in Galicia y netamente mariñano por arte y gracia de Leman, un empresario con alma de roquero y vista de lince para los negocios.

Viveiro es un territorio de múltiples pasiones que hace bueno aquello de que los opuestos se atraen. Lo mismo pone en la calle cada primavera «a mellor Semana Santa do mundo» y presume de su internacionalidad, que recibe con los brazos abiertos cada julio a los miles de «hardcoretas, metaleros y rockeros, de los nuevos o de los viejos», que se suman a la cita musical que, dicen, «ha puesto a Viveiro en el mapa de Europa del género». Desterrada desde hace años la desconfianza inicial por tanto personaje tatuado, con la melena al aire o plagado de piercings, se deleita en los modelos hardcoquetos que han deambulado por calles, plazas, playas y locales esta semana. El escritor y articulista de La Voz, y mariñano, Ramón Pernas, lo tiene claro. «Es como si en las viejas arterias viveirenses se limpiara el colesterol con este stent musical de muchos vatios».