«The Program», la película del descenso a los infiernos de Lance Armstrong

AFP PARÍS

CULTURA

El director Stephen Frears pinta un convincente cuadro de los bastidores del pelotón

27 jul 2015 . Actualizado a las 19:12 h.

Diez años después de la última de sus siete victorias en el Tour -anuladas en 2012-, Lance Armstrong regresa a la primera plana en septiembre con el estreno de una película de Stephen Frears, The Program, un preciso retrato del dopaje generalizado en el ciclismo de la época.

Adaptación libre del libro de David Walsh Seven Deadly Sins: My Pursuit of Lance Armstrong (Los siete pecados capitales: Mi búsqueda de Lance Armstrong), la película cuenta la historia de este periodista irlandés que señaló a Armstrong en 2004, cuando era el hombre más respetado del pelotón.

The Program comienza en 1993 en Oslo, cuando Armstrong se convirtió en el sorprendente campeón mundial de ciclismo en ruta, con solo 22 años y finaliza con la célebre confesión que hizo en el programa de Oprah Winfrey dos décadas más tarde, cuando por fin admitió que fue capaz de ganar siete veces consecutivas el Tour gracias al dopaje.

En medio, el cáncer de testículos que sufrió y su espectacular regreso, cuando pasó de ser uno más en el pelotón a convertirse en el mejor ciclista de su época. Un ascenso a la cumbre que se planificó con un riguroso programa de dopaje, pero también de marketing y comunicación, de aquí el nombre de la película: The Program.

Frears pinta un convincente cuadro de los bastidores del pelotón en los años 90 y 2000, una época en la que la EPO se generalizó porque no se podía detectar. Como la hormona del crecimiento o los corticoides.

El papel de Floyd Landis

Guiado por Johan Bruyneel, su director y principal valedor, y el doctor Michele Ferrari (interpretado en la película por Guillaume Canet), Armstrong se dio cuenta que la clave era dejar atrás el dopaje «artesanal» practicado por todos y llevar la trampa a otra dimensión.

Sometió a sus compañeros en la formación US Postal a una verdadera lealtad hacia su persona y sus inyecciones de eritropoyetina. El que no estaba de acuerdo, sabía donde estaba la puerta.

Duro, autoritario y agresivo, pero también capaz de mezclar verdaderos momentos de humanidad, como cuando visita a los niños enfermos de cáncer. Matices de la personalidad de Armstrong que el actor británico Ben Forster logra reflejar a la perfección.

Un hombre que se debate entre su conciencia y la tentación de unirse plenamente a The Program se rebelará y precipitará la caída de Armstrong.

Una elección un poco particular que David Walsh explica así: «Dar a Floyd Landis la imagen de un héroe simpático se comprende por la importancia que tiene más tarde, en el proceso judicial que conduce a Armstrong a su caída».

Frears establece una oposición entre Landis el menonita, crecido en una granja en Pensilvania, y Armstrong el encantador, «amigo de George W. Bush». El resorte del final de la gloria del tramposo.