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Fallece Daniel Rabinovich, pilar del humorismo de Les Luthiers

Xesús Fraga
Xesús Fraga LA VOZ

CULTURA

Cereijido / Efe

El conjunto mantendrá sus actuaciones en Vigo y A Coruña en octubre

22 ago 2015 . Actualizado a las 00:09 h.

«A estas alturas, más que una formación musical, ya somos una formación geológica, como los Pirineos». Siguiendo con el símil con el que en el 2009 describió a La Voz la longevidad de Les Luthiers, podría decirse que con la muerte ayer de Daniel Rabinovich el grupo ha perdido una de sus cumbres, esa cuya fisonomía todos reconocen de inmediato en la lejanía. Porque Rabinovich no era solo uno de los fundadores del mítico conjunto argentino, era también, junto con Marcos Mundstock, el artífice de su personalísimo humor, y una genial presencia escénica que completaban Carlos López, Jorge Maronna y Carlos Núñez.

Rabinovich falleció en la madrugada de ayer a causa de un ataque cardíaco. Tenía 71 años. El corazón le había fallado -en el sentido físico- anteriormente, obligándolo a abandonar una gira y varias actuaciones comprometidas en Buenos Aires, donde ayer lo velaban sus colegas, amigos y familiares. De hecho, por recomendación médica Rabinovich tampoco iba a viajar a Galicia para los espectáculos de la antología Chist!, cuyas actuaciones previstas en A Coruña (del 15 al 18 de octubre) y Vigo (del 20 al 24 del mismo mes) se mantienen. Pese a estos problemas de salud nadie se esperaba el repentino fallecimiento, lo que ha acentuado el pesar de los componentes del grupo.

Nacido en Buenos Aires en 1943, Rabinovich estudió Derecho con la vista puesta en una notaría, según el deseo de su familia. Pero nunca llegó a ejercer. En 1967 fundó con Mundstock Les Luthiers, a los que aportó tanto su vena humorística como sus habilidades musicales. «Algunos somos buenos músicos y otros somos buenos actores y, por lo que se ve, se produce una especie de magia donde parece que todos somos músicos y todos somos actores», según la descripción de Mundstock. Desde sus inicios cultivaron un humor atemporal y sutil, que encontraba su mejor vehículo en el tándem Rabinovich-Mundstock, con diálogos repletos de juegos lingüísticos y dobles sentidos. Un humor con sello propio. Rabinovich lo explicaba, cómo no, con fina ironía: «Es difícil hacer un humorismo de calidad y sobre todo que sea eficaz, que divierta, que haga reír. La carcajada es como un orgasmo... y no se puede fingir».

Reconocimientos

Durante casi cincuenta años Les Luthiers han representado con éxito incontables espectáculos, que les han permitido escoger sus números más populares en antologías y les han ganado todo tipo de premios, como el Grammy Latino a la excelencia musical en el 2011. Cuando acudieron a la ceremonia a Las Vegas, Rabinovich bromeó en el momento de recoger el galardón: «Yo quiero el Nobel de física».

Más allá del lleno total de sus actuaciones -en Galicia suelen colgar el cartel de «no hay billetes»- y las distinciones, a Rabinovich lo que de verdad le agradaba era ver cómo aquellas frases nacidas de su ingenio se incorporaban a la sociedad. «Que la gente use frases de nuestro repertorio en su vida cotidiana es un gran triunfo», reconocía. También recurría al humor para que no se le subiese a la cabeza la popularidad que proporciona tener tantos seguidores: «¿Contando a mis padres e hijos?».