Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

Ángel Viñas documenta el oscuro origen de la fortuna de Franco

Colpisa MADRID

CULTURA

JUAN LÁZARO

En «La otra cara del Caudillo» rastrea las donaciones derivadas a sus cuentas

24 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Franco no robó, pero se apropió de grandes cantidades de dinero. Se enriqueció de forma escandalosa e inmoral. Era la ley, la fuente del Derecho, y la ley no va contra sí misma». El historiador Ángel Viñas (Madrid, 1941) no osa llamar ladrón a Franco pero sí certifica que fue «corrupto y corruptor, digamos de guante blanco». En su ensayo La otra cara del Caudillo (Crítica) aporta pruebas documentales de algunos de los oscuros manejos que permitieron a un general mal pagado por la República en 1936 atesorar una fortuna próxima a los 400 millones de euros actuales en 1940, un año después de la incivil y fratricida guerra en la que triunfó.

Tras constatar algo obvio -«que Franco fue un dictador por más que para muchos fuera la cabeza de un régimen autoritario»-, Viñas prueba como nada más empezar la guerra recibía ya sustanciosos y atípicos ingresos. Cómo derivó a sus cuentas fondos y donaciones a su causa, el fruto de la venta de siete toneladas de café regaladas por el dictador brasileño Getúlio Vargas a la depauperada España de 1939 y recibió una jugosa «gratificación» mensual de Telefónica. Todo convirtiendo en testaferros a su primo, Salgado-Araújo o a su esposa Carmen Polo, y adecuándose a las circunstancias de cada momento. «La cara oscura de Franco es la de un camaleón que se mimetiza con el terreno; cambia del color, anda, repta o escala adecuándose al entorno y sin perder su esencia camaleónica. Y eso es señal de inteligencia, de voluntad y capacidad de supervivencia» apunta Viñas.

«Corruptor corrupto»

«Es fascista cuando toca, nacional católico, o tecnócrata. Siempre tiene algún resabio fascistoide, importante al principio, y que permanece incólume hasta el final», resume el historiador. Desmonta Viñas el mito del generalísimo generoso, entregado a su pueblo y desapegado del dinero y construye el del «corruptor corrupto». Constata como el dictador fallecido en 1975 comprendió pronto que con su sueldo de militar recortado por la República (2.500 pesetas) no haría fortuna.