Los dibujantes Miguelanxo Prado y David Rubín adaptan la vida y una obra del más grande escritor para una muestra itinerante mundial y para un cómic
13 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.De Miguel de Cervantes Saavedra se saben, documentadas, muchas cosas. Pero fue tal el éxito del Quijote que para el común de la gente el hombre fue enterrado por la obra. Porque, claro, menuda obra. Quedan así ángulos en la trayectoria del más escritor en lengua española que siguen algo escondidos y resultan apasionantes. La cara B de un creador que peleó en Lepanto, sí, pero que también fue espía, recaudador de impuestos, que trabajó para la Iglesia y que terminó excomulgado. O que en vida vio como alguna de sus piezas de teatro no se llegaban a representar y hoy lo hacen con enorme éxito.
Esa nueva perspectiva, la de poner al hombre antes que a la obra, es el objetivo de Miguel EN Cervantes, una apuesta de la institución pública Acción Cultural Española -dependiente de varios ministerios- con la que se adelanta al 2016, año en que se conmemorará el 400 aniversario del fallecimiento del escritor. Y para ejecutar ese proyecto se ha contado con dos creadores gallegos que ahora también han redescubierto a Cervantes: Miguelanxo Prado y David Rubín. Porque este proyecto llega ilustrado. Y qué mejor que hacerlo apostando sobre seguro, firmando dos de las figuras más solventes del cómic en Europa. Prado y Rubín recibieron el encargo, por separado, a finales del año pasado, y no lo dudaron. Verá la luz esta semana, en dos formatos: una exposición y un cómic. El viernes 16 se abre la muestra en la casa museo de Alcalá de Henares; ese mismo día la editorial Astiberri pone a la venta el catálogo de la muestra, una suerte de cómic entre la biografía y la adaptación de una obra. Realidad y ficción.
El reparto de tareas
Porque eso es lo que hacen Prado y Rubín. El primero recibió la propuesta de poner en imágenes, a través de varios capítulos temáticos, la vida del Cervantes más inédito. Se le puede ver frustrado tras abandonar un Madrid efervescente, como espía, en una boda exprés... Prado tira de dibujo con clase, más cercano a la ilustración que al tebeo, con un Cervantes exquisitamente reproducido y una recreación de vestuarios, escenarios y gestos sobresaliente en las planchas que se han podido ver hasta ahora. Es lo último de este creador, a la espera de que presente su esperado Presas fáciles, ambientado en los desmanes de la banca.
David Rubín, por su parte, recrea El retablo de las maravillas, precisamente una de esas piezas que Cervantes no pudo ver sobre los escenarios en vida. «Leído ahora, tras varios siglos -explica el ourensano-, este trabajo tiene la misma vigencia que entonces, es una sátira feroz a la sociedad».
Con el cómic en librerías y bibliotecas, la exposición girará a partir de febrero por salas de toda España y por los diferentes espacios del Instituto Cervantes en el mundo, coincidiendo con esos 400 años de la muerte.
Hacen en cómic esta propuesta institucional, educativa y con proyección global demuestra el vigor que empieza a tener el género en la industria cultural española. Permitirá que aquellos que no estén familiarizados con esta narrativa se acerquen con una excusa muy interesante. Y que los que ya degustan el tebeo se encuentren con un personaje menos conocido. Además, podrán comprobar cómo encajan dos estilos tan aparentemente agua y aceite como los de Prado y Rubín. La única plancha en la que se ve ese choque estético es la portada del libro y de la exposición. Y funciona.