El violinista Dmitry Sitkovetsky considera que «el nivel de la cuerda en España subió por los profesores que han venido»
15 nov 2015 . Actualizado a las 13:03 h.En su camerino del Palacio de la Ópera habla con el concertino Máximo Spadano y este le hace una demostración del sonido de su violín. Dmitry Sitkovetsky (Bakú, Azerbaiyán, 1954) muestra su aprobación. Es la de un maestro, una figura del violín que se mueve como una estrella internacional. Actuó anoche y el pasado viernes con la Orquesta Sinfónica de Galicia interpretando el segundo concierto de Shostakóvich y, curiosamente, lo hizo bajo la batuta de un director al que ha visto crecer, Dima Slobodeniouk: «Sí, tocaba en la orquesta de cámara que tenía yo en Finlandia. En cierto modo, yo soy el responsable de que Dima estuviera allí porque creé esta orquesta de cámara de once personas para un festival en el que el 50 por ciento eran músicos rusos y el resto de otros países. El padre de Dima se vino desde Rusia y luego lo cogieron en una ciudad de Finlandia en una orquesta. Entonces la familia se trasladó y se quedaron a vivir allí».
-¿Qué destacaría de la obra de Shostakóvich que toca?
-Es la primera vez que la Orquesta Sinfónica de Galicia hace el segundo concierto. Yo solía tocar el primer concierto, que en los años ochenta era muy conocido y lo toqué en las principales ciudades del mundo. Este concierto lo aprendí para un festival que hubo sobre Shostakóvich y no es muy conocido. Lo compuso en la parte final de su vida y además los jóvenes no suelen tocarlo porque es diferente. Intento que este segundo concierto se conozca mucho.
-¿Desde cuándo viene actuando con la Sinfónica de Galicia?
-Vine por primera vez en 1994, cuando estaba Víctor Pablo de director y Enrique Rojas de gerente. Después estuve varias veces para dirigir la Sinfónica. Conozco muy bien A Coruña.
-¿Prefiere tocar el violín o dirigir la orquesta?
-Empecé muy pronto a tocar el violín, con cuatro o cinco años. Más tarde me puse a dirigir, pero llega un momento en el que no es que te guste menos dirigir pero sí que aprecias, cuando llevas mucho tiempo haciéndolo, tocar el violín mucho más. No sabría elegir entre una cosa y otra. Si practico y estoy en buena forma, sé que el concierto va a salir bien. De hecho, tengo que practicar todos los días, incluso cuando estoy dirigiendo. Cuando diriges a la orquesta dependes de cómo estén los músicos, a lo mejor tristes o cansados, no depende de ti directamente. Me encanta percibir cuándo una orquesta está bien, en buena forma y es buena. La Sinfónica de Galicia es la mejor de España y hace muy buena combinación con Dima.
-En este concierto, ¿era la primera vez que le dirigía Dima?
-No, ya me dirigió en Finlandia. De hecho ya hicimos el primer concierto de Shostakóvich uno del que hablaba antes: Dima dirigía y yo tocaba... Es muy satisfactorio ver a la gente crecer y en este caso ya conozco a las tres generaciones: estos días estuve con el hijo de Dima y había conocido al padre.
-Lleva viviendo en Londres desde 1987. ¿Ha vuelto a Rusia?
-Muchas veces, para estar y para tocar. La última vez que estuve fue el fin de semana pasado en un homenaje a mi padre, Yulian Sitkovetsky, en su 90.º aniversario. Fue muy buen violinista.
-Y fue el «culpable» de que usted también lo sea, ¿no?
-Sí, pero nunca pude estudiar con él porque yo tenía tres años y medio cuando se murió mi padre. Tenía 32 años, era muy joven...
-¿Tiene alguna valoración de los violinistas que hay en España?
-El nivel de cuerda en España subió mucho porque han venido mucho profesores, no solo profesionales de las orquestas, sino maestros que vienen a tocar aquí y a enseñar. Esto ha hecho que el nivel subiera mucho. Un ejemplo es Oviedo, donde vino mucha gente de Moscú y se quedó.