«Intento ser de mí mismo»

Beatriz Pérez BARCELONA / E. LA VOZ

CULTURA

jaime abascal

El cantautor, a punto de cumplir 50 años en los escenarios y con nuevo poemario sobre la mesa, quiere seguir aprendiendo

28 mar 2016 . Actualizado a las 12:19 h.

Cincuenta años dedicado a la música y autor de un buen hatillo de canciones que han pasado a la historia. Dieciséis poemarios publicados, un puñado de cortometrajes y decenas de exposiciones de pintura. Ahora, además, acaba de sacar a la calle El SEXtO animal (Espasa), el volumen número seis de sus poemigas: juegos de palabras, aforismos, greguerías. En el prólogo del libro definen al autor como un «poeta magullado». Pero él replica raudo: «Magullados estamos todos los que intentamos sobrevivir en esta jungla. La vida nos va deteriorando?». Sin embargo, suplica nada más vernos: «Déjame dar un par de caladas antes de empezar la entrevista». Luis Eduardo Aute (Manila, 1943) pasaba por aquí.

-Este año cumple medio siglo subido a los escenarios. ¿Qué ha aprendido durante este tiempo?

-Que vale la pena aprender. Hay un poemiga que dice: «Aprender a aprender a aprender / no para saber más que el otro / sino para saber más del otro». Sigo aprendiendo aún, no lo he aprendido todo, ni mucho menos, y espero no hacerlo. La vida es puro aprendizaje desde que llegas hasta que te vas.

-En «El SEXtO animal» juega con las palabras «sexto» y «sexo».

-El animal humano es sexual: del polvo venimos y en polvo nos convertimos. Además, hay una teoría que dice que la muerte no es nada horrible ni desagradable, sino que el tránsito hacia ella es orgásmico.

-Será por eso que incluye una serie de dibujos pornográficos en el libro.

-Los hice a lápiz a partir de unas fotos que tomé en un hotel de México el año pasado. Me metí en la bañera y, de repente, empecé a ver que los mármoles y sus vetas insinuaban vaginas y penes. A lo mejor es que yo soy muy malpensado y veo sexo en todas partes.

-Se pasa usted el libro despotricando: «Más que en un Estado de Derecho / vivimos en un Estado de Derechas».

-Las estructuras del sistema son de derechas porque están totalmente sometidas al poder económico. Poderes económicos en manos privadas: en eso ha consistido siempre la derecha. Nuestros derechos, además, están sometidos a los designios y manipulaciones de la economía. Lo estamos viendo todos los días. Cuando los corruptos andan sueltos, el Estado de Derecho mira para otro lado. Y los roba-gallinas, todos en la cárcel.

-«El SENTIDOCOMUNismo / debiera ser la ideología del Sentir Común / del colectivo / humano». Perdone la desfachatez, pero ¿es usted de Podemos?

-Intento ser de mí mismo, que es algo bastante difícil. Pero, sí, simpatizo con Podemos porque es aire fresco que ha trastocado todas estas estructuras. Maneras y formas han cambiado cosas desde la irrupción de Podemos. En ese poemiga hablo de «SENTIDOCOMUNismo» porque a todos los políticos les escucho reivindicar el sentido común, así que creo que lo que hay que articular es una ideología del sentido común, que parece ser la que nos puede unir a todos.

-Todos sus libros de «poemigas» incluyen en su título la palabra «animal».

-Sí. Me gusta mucho esta palabra porque, cambiándole el orden de las letras, es Manila, la ciudad donde yo nací. Además, leído de derecha a izquierda es lámina -los libros están llenos de láminas-. La Iglesia decía que, al morir, los buenos iban al cielo; los malos, al infierno; los que ni una cosa ni la otra, al purgatorio; y los animales, a ningún lado porque no tienen alma. Esto es una salvajada porque la palabra animal viene del latín, de ánima, que significa alma. Si alguien te dice «eres un animal», no te está insultando, te está diciendo un piropo. Te está llamando «ser espiritual».

-Los «poemigas» surgen, así, de la contradicción de conceptos.

-Exacto. Esta contradicción me mueve a escribirlos, a buscar sus raíces. El lenguaje es la clave de todo conocimiento. En él están todos los secretos de aquello que desconocemos. El lenguaje también oculta. El lenguaje es sagrado. Ese pasaje de la Biblia en que el Espíritu Santo baja en forma de lengua de fuego sobre los apóstoles es un icono de cómo se puede representar el conocimiento: como una lengua con luz. En el lenguaje está toda la luz, pero también toda la oscuridad.

-«Nada hay más 'kitsch' / ni más hortera / que una bandera. / Ni por sus patrias / ni por sus banderas / los conoceréis / sino por todo / lo contrario». ¿Ha visto la cantidad de estandartes, catalanes y españoles, que cuelgan en los balcones de Barcelona?

-Yo escribo: «Nada chorrea más sangre que una bandera». Para mí, la única bandera que existe es el aire: es lo que respiramos todos, nuestra patria. No me gustan las banderas, tal vez porque nací en Filipinas bajo la ocupación japonesa, a quienes luego desalojaron los americanos. Mi padre era catalán, pero mis abuelos andaluces. Mi madre, nacida en Filipinas, era hija de valencianos y santanderinos. Tengo un collage de banderas detrás de mí y no me identifico con ninguna. Las banderas me asustan.

-¿Qué es más fácil: que Cataluña y España se entiendan o encontrar rosas en el mar?

-Yo quisiera, quisiera que se entendieran. Lo fascinante de eso que llamamos España es su no-conformidad a la hora de encontrar su forma de ser. España es un país vivo, está constantemente buscándose. Es el resultado de culturas muy distintas. Hay una diversidad que a mí me parece bellísima. ¿Por qué rechazarla? Somos la misma familia. Creo, por otra parte, que en Cataluña sí debe haber una consulta. Pero, personalmente, me daría mucha tristeza que se fuera de España. Debemos buscar la manera de convivir respetándonos, de ponernos en el lugar del otro, de ver desde la mirada del otro. No tenemos hábito de esto, ni como individuos ni como colectivos.