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Manolo Tena, símbolo de las luces y los dilemas de la generación de la movida

Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Nacho González Oramas | Efe

El cantante falleció a causa de un cáncer tres semanas después de su último concierto

05 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Manolo Tena le plantó cara al cáncer, al que creía que podía vencer. Tenía tres conciertos programados para mayo, acababa de publicar una nueva canción, Cuando llegue septiembre y hace apenas tres semanas había actuado en Santa Cruz de Tenerife, pese al evidente dolor que lo aquejaba y que lo obligó a actuar sentado. Al bajarse del escenario la dureza de la enfermedad, un cáncer de hígado con metástasis, se volvió inaplazable. «Ya casi desde el avión se fue al hospital y le ingresaron. En estos últimos días había perdido muchísimo peso pero él estaba convencido de que lo iba a superar», relató ayer su hermano Rafa, quien también explicó cómo el cantante quiso tratar lo que en un principio se diagnosticó como hígado graso con remedios naturales. «No quería ni oír» de hospitales, él que había conocido multitud de clínicas de rehabilitación. Falleció ayer a los 64 años.

Como para otros tantos compañeros de viaje, las adicciones marcaron a Tena, quien encarna el trayecto, con sus luces, dilemas y contradicciones, de la generación de la movida. Su epicentro fue Madrid, pero como muchos otros Tena era hijo de emigrantes, proveniente del pueblo pacense de Benquerencia de la Serena. A mediados de los setenta puso en marcha Cucharada, que conjugó las corrientes del rock reivindicativo con la contestación antifranquista, como testimonia su tema Social peligrosidad, respuesta a la Ley de Vagos y Maleantes. 1981 ve cómo se disuelve Cucharada y Tena se reorganiza en Alarma!!!, con una mayor apertura a los sonidos new wave. Frío y Marilyn quedaron como los temas más populares de los dos álbumes que publicaron.

Reinvención en solitario

Al apagarse el revuelo inicial de la movida, Tena se vio obligado a reinventarse como artista en solitario. Tras el fracaso de un disco de rock urbano producido por Joaquín Sabina en 1988 se fue cuatro años a México. Volvió en el mejor momento: en 1992, el año de la Expo y los Juegos, alcanzó su mayor éxito con Sangre española y Tocar madera, que lo convirtieron en un éxito en ventas y un personaje popular.

Fueron años, los noventa, de proyección artística, en los que Tena pudo haber vivido de las rentas de Sangre española. En cambio, compuso para otros artistas, escribió libros y bandas sonoras y participó en discos colectivos y de homenaje.

Significativamente, algunos de estos tributos recordaban a otros artistas, amigos todos, que habían ido cayendo. A Tena le dolieron especialmente las muertes de Antonio Flores, Antonio Vega y Enrique Urquijo. Los llamaba «vencedores». «Son compañeros de un viaje que solo ellos y yo entendemos», decía el músico, consciente de sus propias adicciones. Consiguió superarlas y en el 2015 publicó Casualidades, iniciando otra etapa en la que se le vio en el programa televisivo A mi manera como un superviviente de la movida. Tocado, pero aún en activo y, sobre todo, profundamente humano.

El hermano del artista demandará al productor de «Sangre española» por no pagarle «ni un solo euro»

Rafa Tena aseguró ayer que demandará al presidente de la Fundación SGAE y productor del álbum Sangre española, Manuel Aguilar, por «no pagar» al músico «ni un solo euro» en concepto de derechos autor. «Ahora empiezo una batalla legal», señaló el hermano del cantante. Tena explicó que ha decidido emprender estas acciones legales debido a que ahora es albacea de la hija del músico. Según su versión, Manolo Tena no reclamó estas cantidades en vida «por estar seriamente enfermo», recordando que cuando firmó el contrato estaba «bajo síndrome de abstinencia»: «Se han aprovechado de un hombre enfermo, Manolo no era un abogado ni una persona normal. Ellos tenían los derechos de Sangre española y se vendieron cientos de miles de discos, así que no hace falta imaginar mucho para saber cuánto se le debe». «No se puede hacer lo que le han hecho e impartir lecciones», criticó Rafa Tena.