Carlos Ruiz Zafón: «Ahora hay más lectores, pero se debe trabajar duro para merecer su atención»
CULTURA
El autor de «El laberinto de los espíritus» explica que con esta última novela de la tetralogía, que acaba de publicar, aspira a ganar nuevos seguidores
16 dic 2016 . Actualizado a las 08:03 h.El escritor Carlos Ruiz Zafón acaba de cerrar con El Laberinto de los espíritus la tetralogía de El Cementerio de los Libros Olvidados, una saga que logró atrapar a millones de lectores en todo el mundo desde su inicio hace quince años con La sombra del viento.
-Al inicio del libro, recuerdan que cada uno de la saga es independiente y se pueden leer en cualquier orden. Después de más de 25 millones de lectores, ¿el reto sigue siendo sumar más?
-Yo espero que se incorporen más, no sé si será posible o no, pero, al menos, con los demás libros siempre ha sido así. No han sido libros que aparezcan y desaparezcan, sino que se quedan ahí y van encontrando nuevas generaciones de lectores.
-Dijo que esta novela fue la que más trabajo le ha costado escribir de la tetralogía, ¿por qué?
-Por la propia complejidad de la historia, por el propio armazón que tenía y por el hecho de que también era la pieza que completa el rompecabezas, lo que suponía una complejidad adicional.
-¿También pesaba el éxito de las anteriores al escribir?
-No, de hecho, el éxito, si cabe, es un acicate y un estímulo. Lo que pesaría sería si no hubiera interés, si los lectores hubiesen abandonado la serie porque no les interesaba.
-¿Temió que alguna novela acabase en el Cementerio de los Libros Olvidados?
-Supongo que todos los escritores a lo que aspiran es a que su trabajo sobreviva. Cuando uno trabaja en un libro, creo que lo mejor es no pensar en lo que va a pasar luego, porque uno no lo puede controlar, lo deciden los lectores. Al final, acabar en el Cementerio de los Libros Olvidados tampoco es tan malo, porque significa que esos libros se protegen, se preservan y que, en algún momento, pueden volver a encontrar a su lector; sería peor que acabasen en pasta de papel, que es un destino mucho más cruel y terrible para un libro.
-Después de quince años conviviendo con personajes como Daniel Sempere o Fermín Romero de Torres, ¿cuál fue la sensación al despedirse de ellos?
-Fue un sentimiento de satisfacción, de paz interior, porque era un proyecto en el que llevaba mucho tiempo trabajando. Con los libros anteriores, nunca había tenido esa sensación, porque el trabajo no estaba terminado. Aunque los libros eran muy bien recibidos y funcionaban muy bien, en el fondo pensaba que me quedaba mucho trabajo por delante, que no había completado la tarea. Eso no me dejaba estar tranquilo, me creaba una inquietud de que tenía que seguir trabajando para que fuera aquello que había proyectado, que soñé. Ahora lo que me planteo son nuevas ideas, nuevos proyectos, nuevas historias y personajes que contar.
-¿Ya inició una nueva novela? ¿Será otra saga?
-Tengo varios proyectos, pero todavía estoy en ese período de darle vueltas a las cosas, hasta que dices: «Es este el proyecto que voy a elegir». Supongo que en los próximos meses decidiré, pero, de momento, estoy esperando que sea la historia la que me elija a mí, como otras veces.
-Esta es la novela con más peso tiene la intriga, ¿es un género que sigue enganchando?
-En cada novela combinaba los géneros clásicos y en esta pesa la intriga porque ha llegado el momento de sumergirse en la realidad de la historia. Es un género que está cada vez más en alza, porque en el mundo en el que vivimos, de falsedades y apariencias, creo que la novela negra, de misterio, es la que mejor se adapta. Es el género en el que su propia naturaleza tiene la óptica de asumir que todo aquello que se nos presenta en realidad no es cierto, es una escenificación y el objetivo es descubrir que se oculta detrás de lo que se nos presenta como perfecto. Entonces, es la metáfora perfecta de la era en la que estamos viviendo y por eso es uno de los géneros en los que más escritores deciden explorar sus historias.
-Cuando publicó la primera novela de la saga aludía también a que era una metáfora de lo poco que se lee. Quince años después, ¿cuál es la situación?
-No sé si dije eso, como mucho era una invitación a que se leyera más, a que las personas descubrieran el placer de la lectura, aquellos que no lo habían descubierto o aquellas que lo habían olvidado. Creo que en estos quince años se ha ampliado la base lectora y nos acercamos a las cifras de países de nuestro entorno, cuando estábamos muy lejos de ello. Luego ha habido una gran crisis financiera, pero creo que se sigue leyendo, pero se lee lo que le interesa a los lectores. El mundo de los libros siempre ha sido difícil, de mucha competencia; es muy difícil conseguir la atención de los lectores, porque hay muchos contenidos y ofertas culturales que se pelean por ese pequeño tiempo que tenemos las personas, pero nos encanta refugiarnos en discursos apocalípticos, como que se han acabado los libros. Creo que hay más lectores, pero hay que trabajar duro para merecerse su atención y su tiempo, no hay que darla por supuesto, ni pensar que nos la merecemos simplemente por nuestra cara bonita, hay que estar picando piedra para merecer el tiempo de nuestros lectores.
-«Aquella noche soñé que regresaba al Cementerio de los Libros Olvidados...». Así, inicia «El Laberinto de los Espíritus». ¿Sigue soñando con él?
-El Cementerio de los Libros Olvidados ha estado conmigo durante muchos años y nunca va a desaparecer, forma parte de mi mundo. Lo que deseo es que forme parte también del imaginario de muchos lectores, que lo puedan disfrutar.