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Los libros salvados de la hoguera en el «Quijote», expuestos en A Coruña

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

E. Pérez

La Biblioteca del Consulado recorre la vida de Cervantes en obras de hasta cuatro siglos

24 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La edición en holandés del Quijote, la primera que se publica con ilustraciones, un manuscrito inédito de Quevedo o ejemplares del clásico de Cervantes ilustrados por Doré, Dalí o Mingote. Son algunas de las obras que estos días exhibe la Biblioteca del Consulado de A Coruña. Todos los ejemplares expuestos proceden de los fondos de esta entidad, creada por el canónigo y economista Pedro Antonio Sánchez cuando en abril de 1803 le pidió al rey Carlos IV un espacio dedicado a biblioteca pública que abriría tres años más tarde.

La exposición Miguel de Cervantes en la Biblioteca del Consulado hace una aproximación a la figura del escritor «con hechos históricos concretos como la anexión de Portugal o la expulsión de los moriscos», así como libros en los que puede verse «el conocimiento de la medicina que tenía nuestro autor y la relación con los literatos contemporáneos, como son Lope de Vega, Quevedo y Góngora, que, con Cervantes, son cuatro gigantes de la literatura», apunta la directora del centro, Rosario Aja. Un Lope de 1645, el citado manuscrito inédito «que está firmado por Francisco de Quevedo y Villegas en 1633» están en la exposición.

Otro de los apartados está dedicado a los libros que se libraron de la hoguera en la quema llevada a cabo por el barbero y el cura en la biblioteca de don Quijote. Aja va relatando: «Hay unos cuantos que Cervantes salva, porque le parecen muy buenos: uno es el Amadís de Gaula, el primero de caballería; La Galatea, porque Cervantes siempre pensó en escribir la segunda parte, aunque no la llegó a escribir nunca; La Diana enamorada es otro; La araucana...». Y anota la curiosidad de que, al tener dudas sobre si quemar o salvar la obra Historia de Carlomagno y los 12 pares de Francia, «deciden tirarlo a un pozo seco hasta que con más acuerdo se vea lo que se ha de hacer». Otra de las obras que salvan es Las lágrimas de Angélica, de la que se exhibe un grabado «porque no tenemos el libro».

El rescate de Cervantes, prosigue, se hizo a través de los frailes trinitarios. Y muestra un libro que «cuenta muchas cosas del padre Gil, que es el que se encargó de hacer los trámites con la familia para traerlo a España», indica, hojeando el ejemplar de 1690. Muchos de los volúmenes exhibidos superan los 400 años de antigüedad. Con ellos recorren su figura «a través de algunos datos biográficos más conocidos como el Cervantes soldado que resultó herido en la Batalla de Lepanto y otros menos populares como su reiterada intención de ir a las Indias, o la temprana difusión del Quijote en América». El dominio que tenía Cervantes de los clásicos grecolatinos, algunos de los cuales leyó en latín o italiano, al no estar traducidos al español, también puede explorarse en esta exposición, que estará abierta al menos hasta fin de año, aunque podría prolongarse.