El Museo de Lugo rescata el arte más internacional de la pintora Maruja Mallo

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

CULTURA

OSCAR CELA

Una exposición muestra 25 de sus obras y de contemporáneos como Miró o Picasso

09 jun 2017 . Actualizado a las 07:27 h.

Maruja Mallo (Viveiro, 1902 - Madrid, 1995) fue una verdadera pionera en las maneras de entender la vida y el arte. Tanto en los años veinte en Madrid como en los treinta en París participó en la eclosión de todos los movimientos artísticos, lo que le permitió mantener contacto con personajes que fueron clave en su trayectoria, desde Lorca y Dalí, pasando por Picasso, Miró, Magritte, André Breton o Paul Éluard.

Este universo -tanto el de las vanguardias como el creativo de Mallo- se puede ver desde ayer en el Museo Provincial de Lugo en una exposición que lleva por título Maruja Mallo. Vinte almas, en referencia a una frase que la propia pintora lucense había pronunciado cuando le preguntaban cómo se definía. Esas veinte almas de las que hablaba Mallo se pueden rastrear en las 25 obras que se presentan hasta el 3 de septiembre en el museo lugués. Cuadros que pertenecen a diferentes etapas de su recorrido vital y artístico, y que se complementan con obras de contemporáneos y amigos de Maruja Mallo, como Picasso, Miró, Luís Seoane o Eugenio Granell, entre otros. Precisamente, las fundaciones de estos dos últimos creadores gallegos -así como Afundación, Fundación Abanca y del propio Museo Provincial- aportan los fondos de la muestra.

La Deputación de Lugo -institución promotora de la exposición y que becó a Mallo entre 1926 y 1929- también ha querido vincular su obra con la de otros cuatro artistas actuales nacidos en Viveiro: Montse Rego, Renata Otero, David Catá y Félix Fernández, cuyas propuestas artísticas se entremezclan con las de la creadora lucense más reconocida a nivel internacional. Buena prueba de su prestigio fuera de España son las cartas, fotografías y documentos con las que se completan la colección de hasta 55 piezas de la exposición. Entre ellas, la famosa fotografía de Maruja Mallo en Chile junto a Pablo Neruda, y en la que ella se coloca las algas del Pacífico sobre su cabeza. Todo un icono que explica quién fue Mallo.

El regreso del exilio

Esta imagen con el poeta chileno -junto con la obra más famosa que posee el Museo Provincial de la artista, Guía postal de Lugo- abre una exposición que tiene un apartado especial para otro creador lucense fundamental en la vida de Maruja Mallo. Se trata de la figura de José Vázquez Cereijo, Premio Nacional de Grabado y fallecido el pasado verano. «José estaba en los años setenta en auge en Madrid y Mallo estaba intentando recolocarse tras su regreso del exilio, y desde el principio empatizaron y tuvieron una relación especial», recordaba ayer emocionada la viuda de Vázquez Cereijo, Anne Nikitik, quien apuntó que está buscando la manera de preservar y divulgar la obra de su marido. Los visitantes al Museo Provincial podrán comprobar cómo Cereijo fue partícipe de la recuperación cultural de Maruja Mallo, quien lo acogió en su estudio y le ayudó para volver a exponer en Madrid. Fue a partir de esta época cuando se rescató del olvido.

Una obra de esta última etapa de Mallo ya en Madrid y que se expone en el Museo de Lugo resume su manera de entender la vida y el arte. Se trata del Colage sobre papel, en la que recoge a todos sus amores y admiradores, instantes de una travesía iniciada en Viveiro hace 115 años.