«Fred Cabeza de Vaca», de Vicente Luis Mora

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El libro se ha publicado nueve meses después de imponerse en la 28.ª edición del premio de narrativa Torrente Ballester

05 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Como en un parto, nueve meses después de imponerse en la 28.ª edición del premio de narrativa Torrente Ballester -que convoca la Deputación da Coruña-, llegó este 4 de septiembre a las librerías, de la mano del sello de origen mexicano Sexto Piso, la novela Fred Cabeza de Vaca. Poca cosa en el calendario si se valora que el poeta y crítico literario Vicente Luis Mora (Córdoba, 1970) invirtió cerca de cinco años entre escritura y revisiones. Inmerso en el terreno de la ficción, el texto desarrolla la biografía de un artista para reflexionar -casi hasta alcanzar el tono del ensayo- sobre los límites de la creación contemporánea, oscilante entre la genialidad, la impostura, el comercio, la farsa, la publicidad, el oportunismo y el fraude. Mora erige un personaje sin escrúpulos, Cabeza de Vaca, que se mueve como pez en el agua en el mundillo del arte y que -con inteligencia natural, instinto mediático, pericia social, capacidad de observación y conocimientos de estética y crítica- va acumulando prestigio hasta hacerse un sitio como, nada menos, «el artista español más universal desde Picasso». El carácter fragmentario del libro ayuda en esta especie de reconstrucción que realiza la profesora del departamento de Arte y Estéticas Emergentes de la Complutense Natalia Santiago Fermi, que utiliza en su investigación materiales muy diversos, desde su trabajo de campo tras la infancia de Federiquín en un pueblo riojano, extractos de unas memorias inconclusas, notas de diarios, entrevistas con amigos, conocidos y amantes del más variado pelaje, informes jurídicos, publicaciones en revistas, correos electrónicos... Si comparte ese trasfondo irónico que manejó William Boyd cuando inventó la biografía del postergado artista expresionista Nat Tate -y embaucó a lo más granado de los círculos intelectuales neoyorquinos-, Mora está lejos de la genialidad del autor británico, en parte porque el escritor andaluz advierte hasta la saciedad de la condición netamente ficcional de su obra.