El tesoro de la catedral de Santiago: de tapices de Goya a monedas medievales
CULTURA
Un libro recoge la riqueza de las colecciones catedralicias, que albergan 5.000 piezas
19 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.A excepción de los museos vaticanos, apenas hay catedrales que puedan compararse a la de Santiago en el nivel de su colección artística. Ya lo dijo el papa Roncalli, Juan XXIII: la catedral de Santiago es la catedral del mundo, y a ella han llegado a lo largo de la historia piezas de monarquías españolas y extranjeras, de benefactores y ofrendas de peregrinación que se suman al propio valor de los conjuntos arquitectónicos y escultóricos. El maestro Mateo es la gran marca, el referente del museo catedralicio como La Gioconda lo es del Louvre, pero los tesoros que se encuentran en este centro pasan por el arte sacro, el profano, y por numerosas expresiones artísticas.
Los tesoros de la catedral de Santiago es el título del libro en el que Ramón Yzquierdo Peiró, director técnico del Museo Catedral, realiza una completa fotografía de las colecciones de la catedral en el año 2017. Solo el museo ha inventariado unas 2.500 piezas, pero si se suman las del archivo y las del propio templo la cifra llega a las 5.000. Piezas variadas en temática, disciplina artística, procedencia o etapa. Por ejemplo, toda la escultura, elementos arquitectónicos y arqueológicos relacionados con los distintos períodos constructivos de la catedral, «y ahí especialmente destaca la figura del maestro Mateo», apunta Peiró. Pero hay mucho más. El propio director técnico tiene una debilidad, la colección de tapices. Son en torno a un centenar, todos de carácter profano porque los sacros se perdieron, entre los que puede una encontrarse una docena elaborada en la Real Fábrica de Tapices a partir de cartones de Goya. «La colección permite recorrer la historia de la Real Fábrica desde que se funda en el año 1721 hasta Goya», explica.
Tapices de Rubens, pinturas del autor italiano Guido Reni o monedas acuñadas para Santiago en la Edad Media, los iacobis, «ya que la monarquía permitió a la ciudad tener su propia moneda», son otras piezas imprescindibles. La obra, de 500 páginas, está editada por la Fundación Catedral, el Consorcio de Santiago, Teófilo Ediciones y la Fundación Pecsa. Y busca tres objetivos, tener la primera monografía dedicada a las colecciones catedralicias; que sea accesible al público en general pero también de punto de partida para los investigadores y estudiosos; y por último documentar el estado de las colecciones en la actualidad.
El hecho de que el museo deba vivir a la sombra de la catedral es una ventaja, ya que ha convertido a la ciudad en una urbe eminentemente turística, pero lo cierto es que la magnificencia del templo, «siempre ha dejado en segundo lugar a las colecciones», puntualiza Peiró. Y eso que este museo es el que más visitantes tiene en Galicia, más de 187.000 en el 2016, y pese a que se enfrenta a un espacio no construido para ser sede museística, en el propio conjunto catedralicio, que además está condicionado por las continuas obras de la seo.