Tirso Cons: «Soy autodidacta y nunca pasé por fanzines ni álbumes colectivos»

Tirso Cons (Pontevedra, 1979) es uno de los invitados a Viñetas desde o Atlántico, el salón coruñés al que acudió hace quince años como aficionado que se plantaba dedicarse profesionalmente al cómic. Ahora el pontevedrés vuelve tras haber triunfado en el mercado francobelga.

-En el texto que ha escrito para presentar su exposición hace referencia a la primera vez que estuvo en Viñetas.

-La verdad es que no sabía qué escribir para introducir la exposición. Me di cuenta de la casualidad de que en aquel momento estaba como invitado José Luis Munuera, que vuelve a estarlo en esta edición. Entonces me había dado un consejo fantástico. Me dijo: «Si quieres dedicarte a esto, déjate de leches y adelante».

-El director del salón, Miguelanxo Prado, se refirió a usted como una de las grandes deudas pendientes de Viñetas.

-Sinceramente, nunca me he visto a la altura de esos grandes autores que han pasado por aquí. Se me ocurren un montón de invitados que tendrían que pasar por el salón antes que yo. Que te inviten a Viñetas es un orgullo. Me han escrito compañeros dándome la enhorabuena por la invitación, como si me hubieran dado un premio. No me nominan a los premios Eisner, ni lo harán jamás, pero puedo presumir de haber estado en Viñetas.

-¿Siempre quiso trabajar en el mercado europeo? ¿No le atraían los superhéroes del americano?

-Al principio iba a por todo lo que saliese. Estuve mucho tiempo dedicándome a otras cosas. Soy de formación autodidacta y no pasé por fanzines ni álbumes colectivos en los que poder compartir de alguna manera las experiencias. Y mis lecturas pasaron a lo largo del tiempo por varias etapas diferenciadas. En un principio lo intenté en todos los mercados, porque lo que quería era aprender, pero trabajando. A todos los que presentaba mis trabajos en diferentes festivales me decían que mi sitio estaba en el mercado franco belga, que además era lo que más había leído.

-Presenta «Trackers», su último trabajo.

-Llevo años trabajando en este proyecto, era una cosa personal que incluso me planteé desarrollar yo solo, aunque al final surgió la oportunidad de volver a trabajar con David Muñoz.

La historia vital de Cristina Durán y Miguel Ángel Giner

Cristina Durán y Miguel Ángel Giner son algo más que una pareja creativa dedicada al cómic. Este miércoles mantuvieron en el seno de Viñetas desde o Atlántico un encuentro con los aficionados en el que relataron cómo su propia vida en pareja se convirtió en el guión de sus historietas. Más concretamente, fueron sus hijas las que, sin pretenderlo, terminaron protagonizando las historias que cuentan en Una posibilidad entre mil y La máquina de Efrén.

De hecho, el diagnóstico de parálisis cerebral que recibió su primera hija, Laia, en su segundo día de vida fue lo que impulsó a la pareja a embarcarse en su primera novela gráfica, que finalmente supuso un giro total para su trayectoria profesional como ilustradores. Desde entonces, el cómic pasaría a ser su primera actividad, como siempre habían deseado.

El éxito se repitió con su segunda hija, Selam, adoptada en Etiopía y cuya historia contaron en La máquina de Efrén (pueden encontrarse ambas novelas gráficas recogidas en un único volumen por la editorial Astiberri el año pasado). Después de eso vendrían nuevas obras como Cuando no sabes qué decir o su último trabajo, El día 3, editado este mismo año.  

Un ilustrador histórico

Viñetas cuenta con un invitado de excepción en esta edición. José Ramón Sánchez, al que cualquiera que fuese un niño en los últimos años setenta y primeros ochenta recordará dibujando en programas de televisión como Sabadabadá, ha sacado su primer cómic con más de ochenta años. Este histórico ilustrador ha adaptado Moby Dick a viñetas con un resultado que puede verse en la exposición que acoge el Palacio Municipal de María Pita. Esta tarde, el veterano dibujante mantendrá un encuentro con los fans a las 19.30 horas en el Kiosco Alfonso.

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