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«¿Quién está matando a los moñecos?», despiporre con marionetas

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

En esta película de Brian Henson, muñecos y humanos no se soportan, con lo cual se apuntala el nudo para que la trama funcione

30 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Me partí de risa con la irreverente desvergüenza del tercer largo de Brian Henson -no dirigía para cine desde 1996 con Los teleñecos en la isla del tesoro-, en el que se puede rastrear el humor gamberro, irreverente y hasta soez, de series como South Park (1997), Padre de familia (1999), el reciente filme La fiesta de las salchichas (2016) y alguno más. El hijo del gran Jim Henson, el creador de los míticos The Muppets, no lo tuvo fácil para sacarlo adelante y en parte fue por la polifacética Melissa McCarthy, señora que manda mucho, que conocía el guion y pidió a Henson que el papel inicial de policía compañero del moñeco detective privado Phil Phillips se cambiara para ella. De esa manera, la comercialización quedaba garantizada y el arduo trabajo de los técnicos y sus 125 marionetas no sería estéril. A mayores se sumaba otro hándicap, no era un producto para pequeños ni para un público familiar. Los guionistas Todd Berger y Dee Robertson iban bastante más allá, con el referente directo de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988), en la que Robert Zemeckis ya entremezclaba humanos y dibujos animados, también en clave de serie negra.

Aquí, los de trapo y los otros no se soportan, con lo cual se apuntala el nudo para que la trama funcione. Alguien se está cargando al elenco principal de una popular serie televisiva de años atrás, que ahora están reponiendo, y que el protagonista sea hermano de Phil Phillips -muy divertido trasunto de Philip Marlowe-, hace que este entre en faena. La visita a su despacho de la sexy Sandra White quizá acaba entrecruzándose con el asunto principal, un personaje que remitirá a la Sharon Stone de Instinto básico, sobre todo con su famoso cruce de piernas... Será el episodio sexual entre Phillips y White en su despacho la secuencia top en cuanto a guarrindonga, compartida con la inicial en una sex shop, con una vaca de protagonista y no diré más... Un último apunte: disfrútense los créditos finales, con varias tomas en donde se aprecia el arduo trabajo de rodaje. Lo dicho, un despiporre.