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Netflix rescata el filme maldito de Orson Welles, que ya se proyectó en Lyon y será difundido el próximo 2 de noviembre
21 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Los problemas de producción y judiciales le habían impedido finalizarlo antes de su muerte. The other side of the wind, filme maldito del Orson Welles, vio por fin la luz y será difundido por Netflix el 2 de noviembre, más de 40 años después de su rodaje (entre 1970 y 1976). Esta obra abstracta, que evoluciona a un ritmo desenfrenado entre el color y el blanco y negro, sume al espectador en la truculenta fiesta de aniversario de un director de Hollywood venido a menos que regresa a su país, tras años en el exilio, con un nuevo filme bajo el brazo. Visualmente, Welles había decidido alejarse del clasicismo para realizar una película «sin ninguna intriga», que excluyera los preceptos de dirección de la industria. El objetivo: hacer de The other side of the wind su «gran obra». El resultado es una sátira virtuosa de Hollywood, una rareza con tintes autobiográficos del autor de Ciudadano Kane. Se necesitó un decenio para finalizar la cinta y en el 2014, aún en pleno montaje, Netflix compró sus derechos.
«Ningún estudio quería aventurarse hasta que Netflix -que desembolsó 5 millones de euros- se ofreció como salvador», dijo uno de los productores, Filip Jan Rymsza, durante el Festival de cine Lumière de Lyon, donde esta semana fue proyectado el filme. Para su finalización, el equipo se apoyó en la cuarentena de minutos de escenas montadas por Welles antes de su muerte, en 1985, así como en las notas de intención muy precisas y varias versiones del guion imaginado por el cineasta junto a su última pareja, la actriz Oja Kodar.
En They’ll love me when I’m dead, un documental sobre el proyecto y sus vicisitudes de Morgan Neville, una escena muestra al cineasta rodeado de periodistas en 1966. Instalado en Europa desde hace varios años, expone por primera vez su deseo de realizar una película sobre Hollywood «bajo formato documental y en el que se registran accidentes divinos puesto que los actores improvisan». Welles se empeñó en sacar adelante el rodaje pese a las dificultades de financiación, reescribiendo sin cesar el guion y sin saber quién interpretaría el personaje del director Jake Hannaford. Confió el papel a su amigo John Huston. En el plató, Welles confirma su reputación de genio autoritario y perfeccionista, hasta extenuar a su equipo.
El proyecto fue abandonado en 1979 después de que Medhi Bushehri, yerno del Sha de Irán que apoyaba la producción, bloqueara los negativos. Welles salvó parte de los centenares de horas de pruebas de cámara y trató en vano hasta su muerte de ganar la batalla judicial. «Si me sucediera cualquier cosa, prométeme que la acabarás», le dijo a Peter Bogdanovich, que encarna su propio papel de joven director prometedor. Tras la muerte de Welles, Bogdanovich trató sin éxito de cumplir su promesa. «Este filme es sobre una triste basura [...] La conclusión trágica de Ciudadano Kane», dijo Welles, deprimido y obeso, cuando el filme cesó.