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«El Grinch», una de mazapán animado

miguel anxo fernández

CULTURA

Realmente esta animación no se puede comparar en tono a sus otras creaciones, entre otras cosas, porque sucumbe a la obsesión de hacerse con el target infantil a cualquier precio

21 dic 2018 . Actualizado a las 08:16 h.

Son los de Illumination, esos que en el 2010 irrumpieron, como pidiendo perdón, con Gru, mi villano favorito, asociados con Universal y a la que siguen ligados. Desde entonces suman nueve producciones con El Grinch y se disponen a traer para el verano la secuela de otra de sus franquicias, Mascotas, y la segunda de Minions para el año siguiente. Su humor oscila entre un punto irreverente y la búsqueda de un público heterogéneo, como ahora con su adaptación del personaje creado por el escritor infantil Dr. Seuss para ¡Cómo el Grinch robó la Navidad!, libro publicado en 1957 y que ya forma parte de la cultura popular estadounidense. Realmente esta animación no se puede comparar en tono a sus otras creaciones, entre otras cosas, porque sucumbe a la obsesión de hacerse con el target infantil a cualquier precio, de ahí que este antipático señor verde aparezca como descafeinado y desprovisto de sus connotaciones oscuras y se parezca más a un mazapán animado que a lo que realmente es, un tipo solitario y envidioso de la felicidad de los demás.

Dicho eso, tampoco nos vengamos abajo. En lo visual, la calidad de la animación está fuera de toda duda. No necesitamos ser expertos en el género para observar sus virtudes, incluidas las del propio ritmo y el desarrollo de los personajes, unos principales y otros secundarios, como en toda estructura coral. Dejado al margen el contenido y la evidente simplicidad de la trama para hacerse con la tarta taquillera -costó 17 millones y tan solo en el mercado local ya va en 240 recaudados-, lo cierto es que hay mucho cine en el diseño de secuencias y en la planificación. A mayores -y eso dicen los entendidos- la recreación del pelo es uno de los mayores desafíos para los animadores, y en eso hacen pleno. Estamos en tiempo navideño y el tópico dice que conviene desconectar y dejarse llevar. El tan denostado por algunos cine de evasión puede resultar un complejo vitamínico perfecto si dejas colgado el abrigo de la trascendencia en el ropero del cine. Como es el caso, caramba, y esa pequeña joya de corto introductorio con los inevitables Minions...

86 minutos.