«La cierva humana» de Maruja Mallo vuelve a maravillar a Buenos Aires

X. F. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Una exposición en el museo Quinquela Martín de La Boca recupera dos piezas claves creadas por la artista gallega durante su exilio en la capital argentina

08 ene 2019 . Actualizado a las 00:18 h.

Creado en 1938, el Museo Benito Quinquela Martín de Buenos Aires es casi contemporáneo de la llegada de Maruja Mallo a la capital argentina. El inicio de la Guerra Civil la había sorprendido en Galicia: consiguió refugiarse en Portugal, de donde, gracias a la ayuda de Gabriela Mistral, embajadora chilena en el país vecino, cruzó el Atlántico hacia América del sur. Tras su paso por Chile se asentó en Buenos Aires, donde acabaría viviendo un largo exilio y donde protagonizaría una etapa singular de su carrera artística, con el desarrollo de temas como paisajes marinos y retratos de mujeres.

A estos últimos pertenece la serie La cierva humana. Dos de estos retratos vuelven ahora a maravillar a Buenos Aires, como lo hicieron en los años de su creación -Mallo los pintó en 1948-, ya que forman parte de una muestra del Quinquela Martín, abierta hasta el próximo 10 de febrero. Ambos cuadros se incluyen en los fondos de la institución, que los recibió hace cinco años con el legado de la familia Lectoure, y aún no los había mostrado al público. Sí se habían podido ver en Buenos Aires hace ya 25 años en el Museo Nacional de Bellas Artes. También se expusieron en Madrid en 1952, en el marco de una Bienal Hispanoamericana de arte cuyos participantes fueron criticados por sectores de la izquierda y el exilio al entender que se le hacía el juego al régimen franquista.

La cierva humana son retratos idiosincráticos del arte de Maruja Mallo. Son «bidimensionales», es decir, presentan a la modelo de forma doble, de frente y de perfil. En este caso, se trata de la figura de una mujer negra en cuya cabeza nace el arranque de sendos cuernos, cortados en sección circular, que también asemejan ramas de árboles. La artista fusiona así la figura femenina y la naturaleza, en retratos de un gran impacto visual y de fuerte carga simbólica. Ahora pueden verse junto a otras obras de artistas argentinos, contemporáneos de su período bonaerense, como Guillermo Butler o Adolfo Ollavaca.