La porcelana portuguesa que marca tendencia dos siglos después

Begoña Íñiguez LISBOA

CULTURA

BEGOÑA ÍÑIGUEZ

Un 60 % de los 10 millones de piezas fabricadas anualmente por Vista Alegre se exportan a todo el mundo

06 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Si hay una marca made in Portugal reconocida en España, y mundialmente, esa es Vista Alegre, no solo por su diseño inconfundible sino por su belleza y estilo. En sus 195 años de historia y de fabricación ininterrumpida de vajillas para la mesa y porcelana pintada a mano, por artesanos con gran experiencia, se ha convertido en una referencia de buen gusto. Generación tras generación, se ha sabido adaptar a las modas y tendencias «preservando su esencia, que radica en la calidad de sus arcillas, en sus procesos de fabricación, poco contaminantes, en su ubicación y en saberse adaptar a los cambios, bebiendo siempre de los mejores artesanos y diseñadores portugueses e internacionales», declara la directora del Museo de Vista Alegre, Filipa Quatorze, quien guía a La Voz durante la visita al complejo y a su casa madre, la fábrica de Ílhavo, junto a la ría de Aveiro. «Vista Alegre no solo ha conseguido perdurar en el tiempo, sino ser una familia para sus trabajadores, un icono de moda y el mejor embajador y ejemplo de empresa de éxito en Portugal», explica orgullosa. Y añade: «Nuestras piezas forman parte del día a día de los portugueses, pero también se encuentran en los museos más prestigiosos, en restaurantes, palacios, residencias de los cinco continentes y aparecen en las mejores revistas de decoración», señala Quatorze.

De los 10 millones de piezas que el grupo fabrica anualmente en sus once fábricas, un 60 % se destina a la exportación. «España es nuestro primer cliente, de hecho la tienda en Madrid está funcionando muy bien y muchos españoles nos visitan diariamente, aquí en el complejo Vista Alegre», explica Filipa.

De palacio a hotel

La fábrica de Vista Alegre fue creada en 1824 por el intelectual José Ferreira Pinto Basto, en la Quinta da Ermida, en Ílhavo, a orillas de la ría de Aveiro, un terreno muy bien ubicado y rico en minerales, barro y arcilla blanca y pura, indispensable para la fabricación de porcelana, ya que Portugal importaba en esos momentos de Inglaterra toda la que necesitaba porque no tenía ninguna fábrica. En dichos terrenos se encontraba la Quinta da Vista Alegre, donde estaba un palacio de estilo pombalino, en el que Pinto Basto instaló su residencia familiar, y que hoy forma parte del hotel de lujo Montebelo Vista Alegre, constituido también por un edificio nuevo, al que se accede por una espectacular escalera azul contemporánea.

El complejo, que ha ganado varios premios internacionales, lo conforman también una hermosa capilla del siglo XVIII, monumento nacional, restaurada en 2016 tras la compra de la empresa por el grupo Visabeira; el museo, también remodelado, en el que está uno de sus hornos más antiguos; las colecciones más representativas de la marca, el teatro y varios edificios «que el primer propietario adaptó como vivienda para sus empleados y familias, y así ha seguido ocurriendo hasta la actualidad», declara António Matos, el director del hotel Montebelo Vista Alegre.

De los 900 trabajadores de la factoría de Ílhavo, una gran mayoría la sienten un poco suya, ya que son hijos, nietos, sobrinos, mujer o marido de algún empleado, «de los que han recibido el cariño y el respeto por la marca y por un trabajo artesanal y riguroso transmitido de padres a hijos, ya que desde que comienza el proceso de fabricación hasta su final pueden pasar 15 días», señala Matos.

En el recorrido por los diferentes procesos de fabricación, desde la más tradicional hasta la masiva, encontramos a muchos trabajadores que llevan más de veinte años trabajando en la firma, como Anabela, quien entró hace 34 años y está en la línea de soperas, o Manuel, hijo y nieto de emplados, que acumula 40 años en Vista Alegre. «Seguí los pasos de mi abuelo y de mi padre, no me arrepiento, estoy orgulloso -declara-. Lo que hacemos es cien por cien portugués y se exporta a todo el mundo».