«Ghosteen» de Nick Cave, el disco del 10 sobre 10

Javier Becerra
JAVIER BECERRA REDACCIÓN

CULTURA

El álbum pone de acuerdo a los especialistas. Metacritic, que hace una media con las críticas publicadas a nivel internacional, le da la máxima puntuación posible: 100

08 oct 2019 . Actualizado a las 13:46 h.

O pasa algo muy extraño de aquí al 31 de diciembre o 2019 ya tiene su disco. El doloroso Ghosteen, segundo album con el que Nick Cave trata la muerte de su hijo en el 2015, es una obra maestra indiscutible. Así lo refleja la crítica internacional que ha caído rendida a sus pies de un modo unánime. Tal es así que se ha producido algo tan poco usual como que Metacritic le otorge la máxima puntuación posible. En esta web, que recopila las críticas publicada en todo el mundo para establecer una medida, Ghosteen tiene por ahora una valoración de 100. Es representación numérica de la emoción que alberga un doble elepé grandioso. 

Nick Cave había tratado en Skeleton Tree (2016) el trágico fallecimiento de su hijo, Arthur Cave. Cuando tenía 15 años, cayó por un acantilado en Brighton después de consumir LSD con un amigo. El golpe sumió al cantante en un disco oscuro y minimalista, tan fuera de sitio en la escena rock como alejado del mundo se encuentra una persona cuando traspasa el dolor de esa manera, al torcerse la vida. En otra dimensión -pesada, reflexiva, con una belleza tiritante abriéndose paso entre el humo- el artista firmó uno esos discos que sumen al oyente en territorios nunca antes explorados. 

 Ahora, tres años después, llega Ghosteen. Contrayendo las palabras fantasma y adolescente, se trata del siguiente capítulo dividido en dos partes: una enfocada a los niños y otra a los padres. Se habla de la aceptación. De la búsqueda de respuestas al fatal viraje del destino en su vida. De conectar con una espiritualidad a la que ya se dirigía en Skelenton Tree. Con un andamiaje escasísimo -pianos sobrios, sintetizados ambientales, puntuales momentos de cuerdas- Cave se sirve para lanzar mensajes directamente sobrecogedores («Espero por tí, espero por a ti, para volver»). También para dibujar imágenes que sugieren en reencuentro en el más allá en es edén que sugiere la portada («Estoy aquí a tu lado, búscame en el sol»). Y plasmar la sensación de girar en círculos sobre ausencia misma  («El fantasma adolescente gira en mi mano / bailando y bailando a mi alrededor»).

Ghosteen es trabajo sublime. Y, por sus circunstancias, uno de los que deja sin habla. Empieza a sonar y despliega su trascendencia. Deja así al resto de la producción del pop varios peldaños por debajo. Habrá quien eche en falta el desgarro, el salvajismo y el rock que autor cultivó en el pasado, pero aquí sencilla se va más allá de una evolución artística sin más. Se canta al pálpito de la vida, a las heridas terribles que esta causa y a como no hay más manera de escapar de ellas que mirándolas de frente.

Un disco, otro más, emocionalmente brutal que parece decir que esto no podría hacerse de otra manera. Un disco que, cuando llega a su final, obliga al oyente a respirar profundamente y dejar unos minutos para aclimatarse. Y seguir con su vida.