Daniel Ruiz: «Greta es la Marisol del cambio climático, a ver cómo evoluciona»

CULTURA

Daniel Ruiz
Daniel Ruiz

El escritor dice que su novela «El calentamiento global» es un ajuste de cuentas con la contaminación «moral y social»

19 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es un ajuste de cuentas con las cuestiones que me preocupan, un exorcismo brutal. Cuando terminé la novela me quedé muy a gusto, muy tranquilo. Me he ahorrado mucho dinero en terapias y en psicólogos por escribir, porque escribo justamente como reacciono, no como programa. Asumo cuando dicen que soy un escritor social, si eso es el que escribe de su tiempo, pero no tengo ningún plan, ni pretendo guiar a nadie hacia unas conclusiones, ni planteo novelas de tesis, más bien de limpieza personal, de expurgo...». Esto dice Daniel Ruiz (Sevilla, 1976) sobre El calentamiento global (Tusquets), la novela que presentó recientemente en el ciclo Cóctel de Letras de la librería Formatos de A Coruña.

-El título engaña un poco, ¿no?

-Se habla de una industria contaminante, de la influencia que tiene sobre su entorno, pero la novela tiene una intencionalidad puramente irónica: al final lo que muestra es una serie de personajes llevados al límite, que cada vez se van calentando más -el calentón que decimos en Andalucía- hasta llegar a un extraordinario calentamiento, también sexual, que es el sentido del título.

-Pone en aprietos algunos lenguajes medioambientales...

-La novela es muy coral, pero hay un personaje que sirve de conductor, que es Federico Castilla, director de responsabilidad corporativa de la multinacional. Vive en ese mundo de los intangibles intelectuales tan amables, tan bonitos de la responsabilidad corporativa, del desarrollo sostenible. Y se ve obligado a bajar al infierno de ir a una petroquímica porque se ha producido un accidente laboral y tiene que arremangarse y lidiar con el paisanaje de todo el tejido social que vive, se beneficia o es influido por esa petroquímica. Esto es para mostrar que todos esos lenguajes tan sofisticados, tan rutilantes, tan de anuncio de empresa medioambiental cuando son llevados a la práctica se demuestra que están vacíos de contenido.

-La relación entre personajes es tan tóxica como la ambiental.

-Más que una contaminación medioambiental la novela habla de una contaminación moral o social, ya que todos los personajes están bastante degradados, son muy reprobables desde el punto de vista moral, porque es una sociedad bastante corrupta. La contaminación de la petroquímica es ambiental pero también moral y social.

-Con personajes como el Lagartijo que roba productos donados a una ONG y los vende...

-Es un tío deleznable. Es una cosa que me ha preocupado: cómo la solidaridad es aprovechada en beneficio propio.

-Hay un youtuber de once años, ¿de dónde lo saca?

-Viene de mi perplejidad como padre de preadolescentes, de comprobar el consumo cultural que hacen a diario de youtubers y ver la ínfima calidad que tienen esos productos. Esos discursos están generando el armazón cultural de las nuevas generaciones y son un bluf, con un interés por lo zafio y el mal gusto muy evidente. Por otro lado me parece fascinante desde el punto de vista literario. Igual que la realidad del trap, las nuevas músicas urbanas o suburbanas, como el reguetón, con letras que subliman el machismo y la violencia.

-Sobre gente joven, ¿qué le parece Greta Thunberg?

-Es muy loable lo que hace pero con esa armazón intelectual está provocando la devaluación del importante discurso medioambiental elaborado por gente como Chomsky. Todo el pensamiento crítico de Greta es la foto de una mirada a Donald Trump en una cumbre del clima que al final se convierte en un icono. Me parece que no es eso a lo que tenemos que aspirar. Tiene muy poco discurso, todo muy naíf... Al poder le conviene porque es fácil de rebatir, es un enemigo muy confortable.

-¿Cómo ve su futuro?

-Greta es la Joselito, la Marisol del cambio climático. Habrá que ver cómo evoluciona. No me parece mal lo que hace, pero dudo desde el momento en que se plantea que una niña de 16 años va ser la futura Mesías del medio ambiente.