Raquel Taranilla, premio Biblioteca Breve con una obra contra el ruido y el exceso de información digital
CULTURA
Su primera novela nació en respuesta a un libro de Vila-Matas que atacaba la incapacidad de su generación
10 feb 2020 . Actualizado a las 18:55 h.Raquel Taranilla (Barcelona, 1981) ganó el premio Biblioteca Breve con su primera novela, Noche y océano, erigida contra la potencia arrasadora de la información digital y que quiere ser un canto divertido y paródico en defensa de una generación cuya vida se mueve en la precariedad económica y emocional. Así lo detalló la autora, que dejó claro que puso mucho de ella misma en la protagonista, Beatriz Silva.
También explicó que había surgido como una contestación al ataque a su generación que su admirado Enrique Vila-Matas, con el que se mostró dolida, había perpetrado en Aire de Dylan (2012). «Este libro es la respuesta -dijo- a lo que sentí como una patada en toda la cara. Con Beatriz y Quirós [el otro personaje] propongo una pareja alternativa a la suya del perezoso Vilnius y Débora, con la que hace un retrato de mi generación que me resulta doloroso. Vila-Matas dice cosas a medias y muy injustas y yo, con esta voz desquiciada y patológica de mi criatura, quería obligarlo a mirar y replicarle: ‘‘esto es lo que he hecho, yo y otros’’». Taranilla incidió así en el aspecto confesional que no oculta su novela y que ya alentaba su ópera prima, el texto autobiográfico Mi cuerpo también (Los Libros del Lince, 2015), en el que enfrenta su experiencia hospitalaria en la lucha contra un cáncer.
Noche y océano, cuyo título está tomado de Volverás a Región, de Juan Benet, alude a la oscuridad total en la que vive una sociedad que pierde la orientación en la más absoluta de las luces. El libro es una crítica a esa posición excesivamente alfabetizada -«tan leída y tan boba» como es Beatriz, en palabras de la librera Lola Larumbe, miembro del jurado- que deriva de la vida contemporánea y que «desconecta al ser humano de las raíces, de su cultura de origen, en pos de un espacio privilegiado», lamenta para recordar cómo fue su caso: «Castellana, hija de castellanos, en Barcelona, y muy humildes, no cultos, te desvinculas para insertarte en un universo ideológico distinto que, incluso cuando es bienintencionado, te recuerda que eres un extraño».
Taranilla está afincada en Madrid y vive desde hace años en la montaña, donde se aísla y, apunta, siendo atea, hace ejercicios espirituales en la soledad del campo en los que, confiesa, halla algún tipo de sentimiento de trascendencia, entre la nada y el descanso. En este sentido, insta a ser valientes, empezando por los libros, a ser intrépidos, ya que, admite, ella misma fue durante demasiado tiempo una lectora muy obediente.
El jurado elogió el factor lúdico de Noche y océano, que, dice, rebosa humor inteligente y energía expresiva. La seguridad y el aplomo de la novela llevó a Larumbe a pensar que Taranilla era un seudónimo bajo el que, bromeó, se podrían esconder Mendoza, una alumna del taller de Foster Wallace o una sobrina de Vila-Matas.
Juego intelectual
El juego intelectual desbordado y desbordante, donde la invención y la realidad son difíciles de distinguir, convierte la obra en una gozosa desmesura, anotó el cineasta Fernando León de Aranoa -también integrante del jurado, junto a la escritora Clara Usón, el poeta Pere Gimferrer y la editora Elena Ramírez-, «en que las ideas, que van y vienen con libertad, salen siempre victoriosas». Usón mencionó el Quijote para subrayar el tono humorístico de un relato «muy literario y posmoderno y que a su vez se ríe de la posmodernidad».
La sobreabundancia de información paraliza a la protagonista Beatriz Silva, cuya existencia pasa por el encierro en su casa, como una metáfora de la vida contemporánea, una mujer, señala Usón, que puede dar 200 citas cultas en una página pero no sabe decirle a un hombre lo que siente por él.
Gimferrer elogió sus fuegos de artificio, que de repente se convierten en descargas de perdigonadas, y evocó a Octavio Paz para asegurar que Noche y océano «hace estallar los tornillos rechinantes de la prosa académica».
Beatriz vive enclaustrada hasta que descubre a su vecino J.B. Quirós, que trabaja obsesionado en un documental sobre Murnau. Un día lee en el periódico sobre el robo del cráneo embalsamado del cineasta alemán y enseguida sospecha de Quirós. La curiosidad y la atracción la sacan de su ensimismamiento.
Seix Barral llevará la novela a las librerías el próximo 10 de marzo.