Colson Whitehead, ganador de dos premios Pulitzer consecutivos: «Los jóvenes negros en Estados Unidos siguen a merced de la policía racista»

MIGUEL LORENCI

CULTURA

CHRIS CLOSE

El escritor afroamericano sacudió conciencias con «Los chicos de la Nickel»

06 sep 2020 . Actualizado a las 09:50 h.

«Un gato muerto sería mejor presidente que Donald Trump. Así que, ¡venga, gatos muertos para todos!». Lo dice entre la ironía y la rabia Colson Whitehead (Nueva York, 1969) autor de Los chicos de la Nickel (Literatura Random House), la novela con la que este dotado narrador afroamericano ha ganado su segundo premio Pulitzer consecutivo. Desde su ciudad natal —por vía telemática— explica algunas claves de un libro espeluznante que está basado en hechos reales. Se trata de la historia de un reformatorio en el estado de Florida en el que a lo largo de un siglo se abusó, torturó y asesinó a muchachos negros con total y absoluta impunidad.

Whitehead ha padecido una brutalidad policial que, cree, está en los genes de los agentes blancos y es una penosa herencia de los tiempos en que la esclavitud estaba permitida. «Me han detenido, esposado e interrogado solo por ser negro; es algo habitual en mi país», lamenta. «Todos los jóvenes negros en Estados Unidos están a merced de una policía racista. En Nueva York es común detener y cachear violando todos los derechos básicos», denuncia.

En los días calientes del movimiento Black Lives Matter, y con la sociedad movilizada y polarizada, él no se muestra muy optimista. Cree que habrá avances, como los hubo en la década de los años 60 con Martin Luther King, «pero cada vez que se dan los republicanos los desactivan al recuperar el poder». Vaticina que si Donald Trump, a quien no duda en calificar de supremacista blanco y corrupto, se mantuviera otro mandato en la Casa Blanca sería catastrófico. «Si vuelve a ganar, mucha gente morirá. Será un tragedia y no solo para Estados Unidos. Tendríamos otros cuatro años de muerte y destrucción», asegura el escritor que se consagró con la novela El ferrocarril subterráneo (2016), narrando como nadie la esclavitud y la realidad negra de su país.

Aquella novela lo lanzó al estrellato y le dio su primer Pulitzer. El segundo entorchado le llegó mientras estaba de camino a hacerse unas pruebas del covid-19 y lo descolocó. La noticia le pareció increíble y casi le da un ataque de risa cuando iba por la calle con la mascarilla puesta. Nadie antes había encadenado dos Pulitzer seguidos y, asegura, no se atreve a soñar con el tercero. «Sería ridículo», dice el sexto escritor de la historia —el segundo que es negro— en ganar el Pulitzer y el National Book Award y por una misma novela.

El reformatorio Dozier

Los chicos de la Nickel parte de una información periodística que llamó su atención hace seis años. La estremecedora historia del reformatorio Dozier, en Florida, donde se desenterraron más de cincuenta cadáveres de niños que habían sido condenados por delitos menores. Durante décadas, los supervivientes de aquel infierno relataron palizas, torturas y abusos sexuales que nadie quiso escuchar hasta el macabro hallazgo que confirmó más de un siglo impunidad.

Asegura Whitehead haber rebajado en su relato el horror de lo que sucedió en el reformatorio, del que no supo nada hasta el 2014. «La verdadera tragedia es que nadie hiciera nada a lo largo de casi cien años para detener tanto horror; que en un siglo no se alzara ninguna voz sobre algo que se conocía bien en Florida», lamenta. «Lo que ocurrió allí era tan espantoso que no funcionaría al trasladarlo en términos de ficción», asegura.

Lo que pasa estos días en Wisconsin no le sorprende lo más mínimo. «Es el pan de cada día desde el final de la esclavitud. He conocido casos de brutalidad policial durante toda mi vida. La policía sigue siendo racista y nada cambiará. No hay garantías de reformas permanentes», insiste desesperanzado. Lo poco que se logra avanzar «lo revierten después las Administraciones republicanas». Es fruto «del ejercicio de una violencia sistémica. Nadie rinde cuentas, nadie paga por crímenes como los de Jacob Blake y George Floyd. Todos se han ido de rositas, como ocurrió en Dozier», deplora. «Este libro nace de la impotencia de que nadie pague por esos crímenes y todos se libren», dice de una novela que vendió más de un millón de copias en su país y que se tiene ya por un clásico moderno.

««Escribir sobre la esclavitud me dejó muy deprimido»

Los chicos de la Nickel está protagonizada por dos personajes contrapuestos, el idealista Elwood Curtis, prometedor adolescente negro que acabó en el reformatorio de Florida por un malentendido, y el activista y pragmático Jack Turner, para quien la única forma de sobrevivir en la Nickel es emular la violencia y la crueldad que ejercen sus opresores. «Separo mis emociones de lo que escribo. De no hacerlo me volvería loco. Escribir sobre la esclavitud y sobre la Nickel me dejó muy tocado, muy deprimido», admite Colson Whitehead. Su antídoto al acabar la narración fue un atracón de seis semanas de videojuegos con sus hijos.

El expresidente Barack Obama y la presentadora Oprah Winfrey recomiendan con ardor los libros de Whitehead, que ironiza sobre la capacidad intelectual de Trump. «Los chicos de la Nickel es un libro demasiado largo para él. Le recomendaría un libro infantil», dice sarcástico.

El autor neoyorquino sufrió varios rechazos editoriales y antes de triunfar publicó seis textos muy dispares: de un ensayo sobre el póquer a una distopía de una pandemia que degenera en apocalipsis zombi. Con 50 años, se convertía en julio pasado en el escritor más joven de la historia en recibir el premio de la Biblioteca del Congreso a una carrera. La serie basada en El ferrocarril subterráneo se estrenará en Amazon a finales de año.