Llega hoy a las librerías la obra de T. C. Boyle, con humor e imaginación desbordantes
14 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El editor Enrique Redel le tiene cogido el pulso al veterano y consumado narrador estadounidense T. C. [Thomas Coraghessan] Boyle (Peekskill, Nueva York, 1948). Apenas se había ocupado de él a mediados de los 90 el sello Anagrama. Pero es ahora, una vez que Impedimenta ha publicado las novelas Música acuática, Las mujeres y El pequeño salvaje, cuando el lector puede hacerse una idea cabal de la dimensión de este escritor. Si a algún despistado le cabía alguna duda, llega hoy a las librerías Los terranautas, un novelón ambiciosísimo, descomunal, que apareció en su país en el 2016. Su imaginación es casi tan desbordante como su humor, aunque este se exprese de forma entreverada, empapando todo el enfoque de la historia, en su propio origen y planteamiento, de una forma casi posmodernista, como si el autor fuese un primo hermano del escapista Thomas Pynchon (o del casi tan oculto Jim Dodge), salvo que Boyle rehúye enredarse en los vericuetos más lisérgico-conspiranoicos. Y es que la reflexión que esconde ataca la misma base de la sociedad contemporánea en la que se inserta, llevando su crítica a las raíces del capitalismo y ese modo de vida consustancial varado en el consumo, la banalidad, el narcisismo y el ensimismamiento. Los terranautas cuenta la peripecia de un grupo de elegidos -con preparación científica, voluntarios pero sometidos a un particular cásting- que, a mediados de los años 90, se prestan a una especie de gran hermano televisivo confinados en un ecosistema controlado bajo una cúpula de cristal que pretende emular la vida posapocalíptica de una futura colonia extraterrestre. Dándoles voz, alternativamente, a los protagonistas como narradores, reconstruye esta experiencia extrema que quiere testar la posibilidad de una existencia aislada y autosuficiente. La ironía y la torpeza del audaz experimento ecológico -en su rigor- aflora y deja al desnudo la absoluta desconexión del hombre con la naturaleza y la más falaz utopía.