La Fundación Sargadelos quiere reabrir el Museo Carlos Maside de Sada el próximo verano
06 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Entre las instalaciones de Cerámicas O Castro, en Sada (A Coruña), están el Museo Carlos Maside, un auditorio y A Pía do Loureiro. Este es el nombre que le dio Isaac Díaz Pardo a la piscina para el personal de Sargadelos. Fue estrenada en agosto del 2001 y el fondo del vaso está decorado con dos pulpos entrelazados que diseñó Luis Seoane en 1972. Un par de años antes había puesto en marcha, junto con Isaac Díaz Pardo, el Museo Carlos Maside.
Las donaciones de Seoane y Díaz Pardo iniciaron una colección a la que fueron llegando obras de Urbano Lugrís, Colmeiro, Maruja Mallo, Laxeiro, Arturo Souto, Granell, Mercedes Ruibal, Acisclo Manzano o Francisco Leiro.
El museo lleva el nombre del artista que provocó la renovación del arte contemporáneo gallego y en el mismo Castelao ocupa un espacio destacado con piezas como las máscaras de Os vellos non deben de namorarse o carteles del Estatuto de Autonomía. Desde hace casi un lustro todas esas obras no pueden verse porque las dependencias están cerradas.
«La recuperación y puesta a disposición del público visitante del Museo de Arte Contemporáneo Carlos Maside, en O Castro (Sada); la potenciación de actividades en los renovados auditorios de Sargadelos, en Cervo, de O Castro, en Sada, y del Instituto Galego de Información (IGI), en Santiago de Compostela; y la realización de un simposio para el estudio del paisaje, la arquitectura y el urbanismo de Galicia son alguno de los acuerdos que adoptó el nuevo patronato de la Fundación Sargadelos». Esto indicaba en un comunicado la nueva entidad, presidida por Segismundo García y que quedó constituida el pasado 26 de octubre.
El presidente agradeció la incorporación al patronato, «a título personal, del conselleiro de Cultura y Educación, Román Rodríguez, y de los representantes institucionales de la Xunta [Anxo M. Lorenzo, director Xeral de Políticas Culturais] y de los concellos de Cervo [Alfonso Villares, alcalde] y Sada [Óscar Benito, alcalde] en donde Sargadelos tiene factorías», indican.
Desde la nueva fundación destacan la apertura, el pasado verano, de «las nuevas instalaciones del Museo Sargadelos, que tuvo una excepcional acogida, con la visita de 4.652 personas». Está en dependencias colindantes con la fábrica de cerámica de Cervo y el mismo se exponen «piezas y objetos únicos que muestran las diferentes etapas de la emblemática cerámica de Galicia».
BIC y plazos
En cuanto al Museo Carlos Maside, el Concello de Sada pidió hace dos años la declaración del mismo como bien de interés cultural (BIC). La Consellería de Cultura anunció a principios de marzo del 2018 que había iniciado el proceso para ese reconocimiento.
Sobre la reapertura del mismo, en la Fundación Sargadelos «se fijaron ya plazos para los primeros pasos en este objetivo, que supondrá su apertura el próximo verano».
Quizá entonces, los vecinos de Sada podrán bañarse de nuevo con los pulpos de Luis Seoane [un acuerdo entre Sargadelos y el Concello hizo posible el uso de la piscina en los últimos años, salvo este por la pandemia] además de visitar el Museo Carlos Maside.
Modelo en la recuperación de la memoria histórica a través del arte
«Es un modelo de recuperación que podría ser un modelo a seguir con respecto a las políticas de la memoria en España, porque recupera la memoria histórica desde el ámbito artístico, editorial, de la identidad a través de la cerámica y de toda una serie de valores y simbología». Esto afirmaba, en declaraciones a este diario, Inmaculada Real (Toledo, 1984) autora del libro El Museo Gallego de Arte Contemporáneo Carlos Maside, publicado el año pasado por la Xunta de Galicia.
Inmaculada Real hizo su tesis doctoral sobre la recuperación del patrimonio artístico del exilio de la Guerra Civil y el primer sitio que visitó fue Galicia, algo que marcó su investigación. Sostiene que cuando Díaz Pardo y Seoane pusieron en marcha el Museo Carlos Maside, «en España no había ningún proyecto para recuperar el patrimonio del exilio. De hecho esta colección fue posible por los contactos que tenían. Ambos se convirtieron en un puente de comunicación y recuperación, si no, mucho patrimonio gallego en el exilio no hubiera vuelto». Además, la museología del centro sigue «las nuevas corrientes que se están desarrollando en Francia, con el concepto de museo abierto, no solo de colección, sino de intercambio de ideas», algo que «va más allá de las paredes del museo».