Abre, junto a The Limboos, el festival Outono Códax en Santiago
26 nov 2020 . Actualizado a las 11:28 h.Justo la semana en la que se decretó el confinamiento, Bestieza, el nuevo disco de Los Enemigos fue el más vendido en España. Bien podía haber recurrido Josele Santiago a aquello de que «la sangre aún me hierve cuando pienso en mi mala suerte». Adiós gira, adiós ventas. Pero no. Lo encajó con natural y castiza deportividad, fiel a su confeso afán de supervivencia. «Estoy jodido, pero como todo el mundo», dice.
El sábado, con The Limboos como compañeros de cartel, inaugura en el auditorio de Santiago el Outono Códax. Las entradas están agotadas pero el concierto podrá verse on line a partir del lunes en tienda.martincodax.com.
—¿No cree que tiene razones para estar un poquito más jodido esta vez?
—Hombre, sí, el disco estaba funcionando muy bien. De hecho se sigue vendiendo, por el streaming ese. Y se nos fue todo al carajo. Pero no es cuestión de quejarse sino de buscarle el lado bueno a las cosas. Que lo tienen.
-¡Ah sí! ¿Cuál es en este caso?
-La gente aprecia un poquito más la cultura. Ahora todo el mundo valora más ese refugio que supone un buen disco, un buen libro o una buena película. Yo es algo que noto. A lo mejor suena un poco cursi, pero los aplausos son ahora más cálidos.
-¿Se le pasó alguna vez por la cabeza que Los Enemigos fuesen número uno en ventas?
-En la puta vida. Ni el uno, ni el dos, ni el tres, ni el cuatro. Cuando me lo dijeron creí que era coña. Fue una sorpresa bastante grata. Estar un par de semanitas por delante de esos de Operación Triunfo le deja a uno el cuerpo bastante a gusto.
-¿Por qué cree que pasó?
-No le he dado muchas vueltas. Pero no creo que a los chavales les haya dado ahora por comprar el disco de Los Enemigos. Es más bien gente talludita la que se puede permitir esos dispendios.
-Ha dicho en alguna ocasión que la gente de su edad está «anclada en su juventud».
-Sí, hay gente obsesionada con que lo que teníamos entonces era lo mejor del mundo y que lo que hay ahora es una mierda. Gente que en vez de mirar pa'lante mira pa'tras. A mí me parece un error, pero allá cada cual. Más que nada porque te pierdes muchas cosas. Y no deja de ser un prejuicio más. Y ya bastantes tenemos.
-De la música que se hace ahora, ¿qué le interesa?
-A mí lo que me gusta es el rock and roll. Y hay grupillos. No muchos, claro. No es aquella época de esplendor de los 70. Pero es que eso ya no va a volver.
-¿Volverá el rock al «underground»?
-Es que el rock tiene por naturaleza una vocación minoritaria. Para mí ver un concierto de rock en un estadio no tiene sentido. No me entero de nada. El rock es otra cosa. Quizá más parecida a lo que estamos viviendo ahora. Lo que era un sin dios era todo aquello de los grandes conciertos y los festivales. Eso sí que no lo veo.
-Pero ha formado parte del cartel de muchos festivales.
-Te hablo como público. Como músico, encantado porque es comodísimo. Pero como público a mí no me vas a ver por ahí en uno de esos.
-¿Retomará la gira que ha quedado pendiente de Los Enemigos?
-Nuestra intención es que sí, claro, pero depende de lo que aguanten las salas. Si las salas se ahogan no puede haber gira.
-¿Que le diría a un propietarios de una sala de conciertos en este momento?
-Que aquí estamos para lo que haga falta. Para hacer promo, para pasar el plato, para lo que sea. Esto es un ecosistema y si se jode una parte, se jode todo.
-¿Los Enemigos le liberan de Josele y Josele le libera de Los Enemigos?
-No, más bien se complementan. Pero no porque yo me lo haya montado muy bien. Es una situación que me ha venido de rebote. Pero al final me ha quedado el asunto bastante compensado. Y cuando no sale algo por un lado sale por el otro. Cuando te hartas de la guitarra acústica sale un bolo con la eléctrica para darle cuatro hostias bien dadas. Y viceversa. Yo estoy encantado con esta doble vida.
-Y a la hora de componer una canción, ¿le predispone o le condiciona el que vaya a ser para los Enemigos o para Josele Santiago?
-No, uno escribe canciones y luego va viendo para donde van. Hay que darle a cada canción lo que pide. Cuando pide más espacios y un sonido más limpio, generalmente va a para un disco mío en solitario. Aunque en alguno también meto guarradas. Y cuando sale un riff guitarrero, suele ir para Enemigos. Pero no es algo premeditado. Es más intuitivo que otra cosa.
-Dice que no se ve dando discursos en las canciones. ¿Ni siquiera en un momento tan confuso como este?
-No, no me gusta sentar cátedra. Yo prefiero una buena pregunta que una respuesta resabiada. Y si puede venir con dardos envenenados, pues aún mejor. Y siempre con un poquito de coña.
-¿Qué es lo que más está echando de menos?
-Pues mira, tenía mono de bar. En Barcelona [donde vive ahora] llevamos un mes con todos cerrados. Acabo de llegar a Madrid y lo primero que he hecho ha sido entrar a uno y pedir una caña.