Las andanzas de Don Quijote en China

María Puerto PEKÍN / E. LA VOZ

CULTURA

El editor Guillermo Bravo, de Mil Gotas, enseña el libro junto al hispanista Zhao Zhenjiang
El editor Guillermo Bravo, de Mil Gotas, enseña el libro junto al hispanista Zhao Zhenjiang Jesús Centeno | Efe

«Historia del caballero encantado», la primera versión en chino del personaje de Cervantes, se traduce al español

24 abr 2021 . Actualizado a las 09:21 h.

El primer Quijote que leyeron los chinos era más profesor que caballero andante y su locura se transformó en una aura de reverencia al pasado y las tradiciones que entronca con la cultura confuciana.

Don Quijote llegó a China de la mano de Lin Shu, que no había leído el libro, no hablaba español ni ninguna otra lengua extranjera, pero, como el personaje de Cervantes, era valiente y no dudó en atreverse en dar a conocer la novela a los lectores chinos. Su amigo Chen Jialing se la contó a partir de las lecturas de varias traducciones del inglés y Lin Shu hizo una reescritura de la obra. La tituló Historia del caballero encantado (Moxia zhuan) y se publicó en Shanghái en 1922.

La aparición de Don Quijote en China no pudo ser más azarosa: hasta esa fecha ni el personaje ni su autor eran conocidos excepto para la pequeña élite que salía al extranjero. Ahora, prácticamente un siglo más tarde, el libro realiza el camino inverso. La primera versión en mandarín de la novela ha sido traducida al español por la sinóloga Alicia Relinque y se ha presentado simultáneamente en Pekín, Shanghái y Madrid.

Maestro y discípulo

Relinque defiende el trabajo de reconstrucción de Lin Shu, que reinterpreta al personaje y, por ejemplo, transforma la relación entre Don Quijote y Sancho en la de maestro y discípulo. Asegura que «seguramente es porque traduce del inglés el término master como maestro y no como amo». Afirma que el libro, «según las crónicas, se vendió muchísimo y fue reeditado dos veces en los doce años posteriores, un dato importante para un país en que no había mucho dinero». Sostiene que «la figura de Don Quijote estalló y cuando en la década de los 30 aparecieron las primeras traducciones con su título original», el personaje ya era reconocido. Prueba del éxito es que, según el hispanista Zhao Zhenjiang, desde entonces se han publicado unas ochenta traducciones de la novela al mandarín. Zhao destaca la influencia de la obra en escritores como Lu Xun y cree que «despertó un espíritu quijotesco, de atreverse a hacer las cosas que se sabía que eran imposibles» en una época de grandes cambios en su país.

El libro, editado conjuntamente por Ginger Ape Books y Mil Gotas, es una pequeña joya que incluye la versión original en chino y la traducción al español. Va acompañado de una minuciosa introducción de Relinque y unas 600 notas explicativas. Ha sido prologada por Luis García Montero, Andrés Trapiello y el actual embajador de España en China, Rafael Dezcallar.

Cervantes, en el prólogo de la segunda parte de su libro, fantasea con aceptar la invitación del «emperador de la China» para ser rector de un colegio donde se enseñase la lengua castellana y se leyera la historia de Don Quijote. En realidad, se demostraba visionario y, aunque se han tardado unos siglos, ahora los dos países aprenden a conocerse a través de la cultura y los libros.